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En Bélgica ordenaron el cierre de todos los negocios... menos de las estéticas

El Gobierno anunció que los estilistas todavía podían operar, pero ellos denuncian que también están en riesgo de ser contagiados. Como no se han visto obligados a cerrar, no pueden solicitar una compensación si deciden hacerlo.

Cuando el Gobierno de Bélgica anunció la semana pasada que los estilistas todavía podían operar durante la pandemia del nuevo coronavirus, muchos en la profesión se quedaron perplejos y molestos.

Temiendo por su salud y desprovistos de los mismos beneficios financieros que otros negocios que se han visto forzados a cerrar, los indignados estilistas en el país desde entonces piden que el Gobierno ordene el cierre de todos los salones de belleza.

"Fue una decisión criminal", comentó este martes a The Associated Press Foty Kyriakakis, una de las muchas estilistas de Bruselas que optó por cerrar de cualquier forma. "Obviamente hay un riesgo de transmisión del virus. Tocamos a nuestros clientes".

Durante la crisis, los estilistas tienen derecho a casi mil 300 euros (mil 400 dólares) al mes para reemplazar el sueldo como parte del sistema de desempleo. Pero como no se han visto obligados a cerrar, no pueden solicitar el mismo nivel de compensación ofrecido a otros negocios si deciden cerrar sus locales.

Por ejemplo, mientras un restaurante obligado a cerrar en la región francófona valona recibe una indemnización de 5 mil euros (5 mil 400 dólares), un estilista sólo recibe 2 mil 500 euros (2 mil 700 dólares) por la pérdida de actividad.

"Los estilistas se enfrentan a esta opción: mantener sus negocios abiertos con el riesgo de enfermarse, o cerrar sus puertas y perder dinero", dijo a The Associated Press en entrevista telefónica Mitch Mues, vocero de Coiffure.org, de la federación de estilistas belgas.

Aunque los salones solo pueden abrir por cita y tener un cliente a la vez, la decisión del Gobierno dejó a los profesionales de salud atónitos.

Los estilistas quedaron exentos mientras se impusieron otras restricciones severas, incluso que residentes belgas permanecieran en casa y evitar contacto afuera de su familia lo más posible. Las autoridades han insistido en el distanciamiento social, con una distancia de por lo menos 1.5 metros entre ellos.

Según el sindicato belga, que representa a 20 mil estilistas, respetar dichas normas no tiene sentido en su negocio.

"Es básicamente imposible dejar un espacio de 1.5 metros entre el estilista y el cliente", apuntó Mues. "Si un cliente tose, los estilistas no pueden protegerse".

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