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Botsuana: El 'adiós' a la prohibición de la caza de elefantes levanta críticas de Hollywood

En mayo, el Gobierno de ese país levantó la prohibición contra esa medida debido a la sobrepoblación de los animales en ese país.

Cuando Botsuana, hogar de aproximadamente un tercio de los elefantes africanos del mundo, levantó su prohibición de caza en mayo, los líderes sabían que generarían controversia. El Gobierno incluso contrató a una firma de relaciones públicas especializada en celebridades de Hollywood para hacer que la opinión pública se pusiera de su parte.

Para el presidente Mokgweetsi Masisi, la necesidad de poner fin a la prohibición era evidente. Los agricultores rurales han soportado la mayor parte de la casi triplicación de la población de elefantes desde 1991, que ahora alcanza los 130 mil.

Además, los elefantes han matado a más de 50 botsuanos desde que se implementó la prohibición en 2014 y se han presentado cientos de informes de daños a propiedades. Además, en octubre, Botsuana tendrá su elección presidencial más competitiva desde la independencia en 1966 y Masisi necesita el apoyo rural.

Sin embargo, el contragolpe llegó: Masisi fue ridiculizado por todos, desde Ellen DeGeneres hasta su propio predecesor. "Una vez más se utiliza a los elefantes como chivos expiatorios políticos, pero a un costo enorme", dijo Jason Bell, vicepresidente de conservación y rescate de animales en el Fondo Internacional para el Bienestar Animal en Ciudad del Cabo.

En el caso de la presentadora de televisión, señaló que por cada persona que quiere matar a los elefantes, hay millones que buscan defenderlos.

Botsuana no ha cambiado su posición, pero la firma 42 West, en cuya lista de clientes abundan estrellas como Nicole Kidman, Tom Hanks, Meryl Streep y Will Smith, se retiró del contrato, reportó la prensa de Hollywood. Allan Mayer, responsable de la cuenta, no respondió a un mensaje que se dejó en su oficina.

"Es una especie de choque cultural. Es fácil que alguien que se sienta tras su computadora en EU y que nunca ha estado en una comunidad local en Botsuana se enoje por este tema", indicó Niki Rust, investigadora asociada y experta en manejo de vida silvestre en la Universidad de Newcastle.

Uno de los propósitos de poner fin a la prohibición es aumentar los ingresos a través de la ganancia de miles de dólares para los cazadores de trofeos. En parte se pueden canalizar a través de licencias a las comunidades que viven cerca de los animales de seis toneladas, detalló el Gobierno, que agregó que el límite de las muertes será de 400 por año.

Si bien los elefantes están en peligro en gran parte de África, abundan en Botsuana y en países vecinos como Sudáfrica, Namibia, Zimbabue y Zambia, en donde la caza está permitida.

Los elefantes merodeadores son una amenaza constante para los aldeanos en el norte de Botsuana, donde habitan la mayoría de los elefantes.

"Estos animales han matado a muchas personas, incluso erosionan el ambiente", señaló Kosta Markus, legislador del partido gobernante del norte, cerca del Delta del Okavango, donde abundan dichos animales, y quien propuso que la legislación pusiera fin a la prohibición.

"Botsuana es un estado democrático que debe cuidar a su gente. De lo contrario, debería entonces haber un zoológico en Botsuana y no personas".

El expresidente Ian Khama declaró que la prohibición, promulgada mientras estaba en el cargo, "era algo muy necesario y responsable de hacer como Gobierno". En una entrevista, mencionó que era "muy complementario a nuestro espíritu de conservación. En lo que me concierne, el cambio tiene más que ver con el hecho de que es un año electoral que con cualquier otra cosa".

Masisi, por su parte, publicó un mensaje en Twitter para justificar la decisión y rechazar las primeras propuestas -presentadas en audiencias de todo el país- de sacrificar en masa a los elefantes y convertirlos en comida para mascotas. El 2 de junio expresó su horror por la muerte de joven botsuano por un ataque de elefante.

Antes de la prohibición de la caza, la actividad era una fuente clave de ingresos para las áreas remotas de Botsuana que no se beneficiaban de los safaris fotográficos. Su imposición costó al menos entre 600 y 800 empleos, criticó Debbie Peake, portavoz de la Asociación de Productores de Vida Silvestre de Botsuana, que representa a ganaderos que crían animales para la caza y para la producción de carne.

"La industria de la caza y la cantidad de elefantes que morirán no reducirán el problema, sino que mejorarán la tolerancia a medida que las comunidades obtienen algunos ingresos", declaró.

"Las comunidades que viven donde está el mayor conflicto con los elefantes están siendo marginadas injustamente debido a la ideología de conservación occidental".

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