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Con todo y los ataques de Trump, China busca 'fumar la pipa de la paz' con EU

La postura de Beijing parece orientada a dejar un 'margen de maniobra' para dialogar sobre un alivio en la tensión entre ambos países tras las elecciones de noviembre.

China continúa respondiendo a los ataques de la administración de Donald Trump, pero los líderes en Beijing también dan señales de que quieren aliviar las tensiones con Estados Unidos a medida que se acercan las elecciones presidenciales en ese país.

Las medidas de Trump de una prohibición de las populares aplicaciones chinas TikTok y WeChat antes de enviar al representante estadounidense de más alto rango a Taiwán en 40 años -lo que incluyó una reunión con la presidenta Tsai Ing-Wen el lunes-, recibieron una respuesta relativamente moderada del Ministerio de Relaciones Exteriores de China y sus principales diplomáticos.

Incluso la respuesta a las sanciones de Estados Unidos contra funcionarios chinos y de Hong Kong, incluida la jefa de Gobierno, Carrie Lam, fue algo leve: evitó atacar directamente a los representantes del gobierno estadounidense.

El cambio de tono sigue a los comentarios del viernes de Yang Jiechi, máximo diplomático de China y miembro del Politburó, quien dijo que la puerta para las conversaciones con Estados Unidos seguía abierta.

El comentario intentaba atraer a un espectro más amplio de responsables de política estadounidenses, culpando de las tensiones actuales a un "pequeño grupo" de políticos del país.

Las medidas indican que Beijing está tratando de encontrar el equilibrio entre mostrar firmeza y evitar el tipo de medidas por parte del presidente Donald Trump que podría ser perjudicial tanto para la economía de China como para su orgullo nacional.

Si China puede evitar que la situación estalle por completo antes del 3 de noviembre, la estrategia deja margen para una posible negociación con quien gane la carrera presidencial después de la presión de la campaña.

"El tono es definitivamente mucho más civilizado y educado", consideró Shi Yinhong, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad Renmin de China. Aun así, agregó, los llamamientos de China al diálogo parecen ser "demasiado ambiguos" y no espera que ocurra "nada significativo" durante al menos seis meses.

El enfoque de China conlleva riesgos y podría cambiar si el Gobierno de EU continúa intensificando la presión contra Beijing. Una prueba importante será si las dos partes mantienen vivo un acuerdo comercial de fase uno alcanzado en enero, y se esperan conversaciones de alto nivel sobre el cumplimiento a finales de esta semana.

Pese a las reiteradas medidas contra China, Trump ha mostrado cierta moderación. Al sancionar a China por Hong Kong, no tomó medidas contra los más cercanos al presidente Xi Jinping. Y aunque el secretario de Estado, Michael Pompeo, se refirió a Taiwán como un "país" en sus comentarios el lunes, una declaración que podría implicar que Estados Unidos lo ve como una nación independiente, también dijo que la administración mantendrá "los entendimientos históricos entre Estados Unidos y China en Taiwán".

"Ya hemos respondido de muchas maneras", respondió Trump cuando se le preguntó el lunes sobre las últimas sanciones de China. "Estamos hablando mucho de China, no deberíamos haber estado hablando de China, hicimos un acuerdo de fase uno y fue un acuerdo maravilloso y, de repente, significa muy poco en el orden general de las cosas".

Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos del Centro Wilson, señaló que las medidas de Trump contra China "no tenían precedente en su ritmo y alcance, es vertiginoso, imprudente y deliberado". El objetivo, dijo, es "generar un caos constante para maximizar el margen de acción del presidente y mejorar sus posibilidades de reelección".

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