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Cinco preguntas clave sobre los misiles norcoreanos

Este martes, Corea del Norte anunció el lanzamiento de un misil balístico intercontinental lo que aumentaría el peso de Pyongyang en sus futuras negociaciones internacionales.

SEÚL.- Corea del Norte anunció este martes haber logrado desarrollar un misil balístico interncontinental (ICBM) que "pondrá fin a las amenazas y al chantaje de guerra nuclear de Estados Unidos".

El misil Hwasong-14 voló a una altitud de 2 mil 802 kilómetros y a una distancia de 933 kilómetros, antes de alcanzar un objetivo situado en el mar, afirmó el régimen de la capital Pyongyang. Estados Unidos, Japón y Corea del Sur dieron cifras similares.

¿Se trata de un auténtico misil intercontinental?

Aunque las fuerzas surcoreanas y estadounidenses han confirmado algunos detalles sobre el lanzamiento de este martes, no calificaron sin embargo el cohete de ICBM.

El comando de las fuerzas estadounidenses para el Pacífico, así como Rusia, hablaron de un misil de alcance intermedio. Por su parte el presidente surcoreano Moon Jae-In, dijo que Seúl estaba analizando el resultado de un test "teniendo en cuenta que podría tratarse de un ICBM".

David Wright, un experto de la organización estadounidense Union of Concerned Scientists, evaluó el alcance del misil en 6 mil 700 kilómetros, suficiente para "alcanzar toda Alaska".

Si se trata de un ICBM, ¿qué cambiará?

El simple hecho de que Corea del Norte haya desarrollado un arma de este tipo cambiaría considerablemente el contexto actual.

Pyongyang, la capital de Corea del Norte, ha llevado a cabo cinco ensayos nucleares, dos de ellos en 2016, y el régimen norcoreano multiplica sus esfuerzos para producir una ojiva nuclear suficientemente miniaturizada para integrarse en un misil.

El hecho de poseer un ICBM aumentaría el peso de Pyongyang en sus futuras negociaciones internacionales para obtener concesiones de Estados Unidos.

Sin embargo poner en marcha varios misiles de este tipo debería tomar tiempo, explicó Lee Chun-Keun, un investigador del Instituto de Política Científica y Tecnológica de Seúl.

¿Qué puede hacer la comunidad internacional?

Corea del Norte ya está bajo una avalancha de sanciones de Naciones Unidas y de varios países por sus ensayos de misiles y bombas atómicas, en violación de resoluciones de la ONU.

En consecuencia, ya está totalmente aislada en la escena comercial y financiera internacional porque lo que nuevas sanciones tendrían probablemente muy poco impacto.

"En términos de presión económica, presionamos, presionamos y presionamos pero no dependen realmente de los intercambios internacionales y no son responsables ante su pueblo", dijo el expresidente estadounidense Barack Obama en una conferencia en Seúl.

Por eso las estrategias empleadas por Washington para forzar a otros países, como Irán, para renunciar a su programa nuclear "funcionan menos" con Corea del Norte, añadió Obama.

Otra opción son las llamadas "sanciones secundarias" contra las empresas que comercian con el país y que en este caso podrían afectar sobre todo a China.

¿Cual es el papel de Trump?

Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump no cree que un ICBM pueda llegar a su país. "¡No ocurrirá!", dijo en Twitter. "¿Este tipo no tiene nada mejor que hacer con su vida?", tuiteó tras el lanzamiento.

La tensión ha aumentado desde la llegada a Trump al poder, que no descarta el uso de la fuerza militar contra Corea del Norte, una posición que matizan los responsables estadounidenses, conscientes del riesgo de desatar un conflicto regional.

¿China puede salvar la situación?

El papel de China, sin quien Corea del Norte estaría económicamente ahogada, es clave en la crisis. "China quizás hará un gesto fuerte sobre Corea del Norte y pondrá fin a este absurdo de una vez por todas", dijo Trump, también en Twitter.

Los norcoreanos dependen de China para exportar y obtener divisas y para intercambios comerciales de todo tipo.

A principios de 2016, Beijing puso fin a las importaciones de carbón norcoreanas, una medida de represalias excepcional. Pero China parece poco proclive a imponer medidas susceptibles de desestabilizar el país.

China teme en particular la caída del régimen, que supondría la llegada masiva de refugiados a su territorios o en el peor de los casos la llegada de tropas militares estadounidenses a su frontera en un futura Corea reunificada.

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