KAMENSK-SHAJTINSKY. Una larga caravana con ayuda de Rusia que se dirigía hacia Ucrania tomó una ruta directa hacia un cruce fronterizo controlado por rebeldes prorrusos en la zona de Lugansk. El gobierno ucraniano amenazó con bloquear la caravana si no le permitían inspeccionarla y Kiev anunció que estaba organizando sus propios envíos de ayuda humanitaria.
El convoy de unos 262 vehículos había estacionado en una instalación militar en Voronej, en el sur de Rusia, durante la noche de este martes en medio de desacuerdos sobre cómo y dónde cruzaría hacia Ucrania, donde las tropas gubernamentales luchan contra los separatistas prorrusos.
Este jueves, los camiones, algunos decorados con la bandera roja de la ciudad de Moscú y escoltados por vehículos militares verdes, recorrían una carretera entre campos de girasoles y colinas verdes. Se apartaron de esa ruta cerca de la ciudad de Kamensk-Shajtinsky y tomaron al oeste, hacia el cruce fronterizo de Izvarine, actualmente en manos rebeldes.
La ruta tomada indicaba que Rusia no respetaba un acuerdo provisorio de entregar la ayuda en un cruce fronterizo controlado por el gobierno en la región de Jarkiv, donde pudieran inspeccionarlo los agentes del gobierno ucraniano y la Cruz Roja. Moscú insiste en coordinar la entrega de los bienes con la Cruz Roja Internacional.
El cargamento, según lo dicho por el goberno de Vladimir Putin, lleva alimento para bebés, carnes envasadas, generadores portátiles y sacos de dormir, entre otros bienes.
Andriy Lysenko, vocero del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ucraniano, dijo que Kiev se verá obligado a tomar medidas si los rusos no permiten la inspección de la carga. "En tal caso, el movimiento del convoy será bloqueado con todas las fuerzas disponibles", dijo, aunque no estaba claro qué podían hacer las fuerzas ucranianas.
Aunque el cruce por donde pasarían los camiones está en manos de los rebeldes, la zona al sur de Luganssk es escenario de combates intensos y la ubicación de las fuerzas es sumamente fluida. No está claro si todas las poblaciones en el camino de la frontera a Lugansk son controladas por los rebeldes.
El presidente Putin, en un discurso a legisladores en Crimea, la península sobre el Mar Negro que Rusia le arrebató a Ucrania en marzo, dijo que su objetivo era "detener el derramamiento de sangre en Ucrania lo antes posible".
Putin, quien no habló del convoy, dijo que Rusia no debe "erigir un muro hacia Occidente", pero aseveró que "no permitirá que nadie nos trate con soberbia".