La pandemia del COVID-19 está afectando desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables del mundo. Entre ellos se encuentran los más de 70 millones de personas desplazadas por la fuerza: refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos (PDI) y trabajadores migrantes, incluidos los inmigrantes indocumentados.
Muchos de estos hombres, mujeres y niños viven en malas condiciones en todo el mundo, con falta de acceso a servicios básicos como agua limpia, alimentos, saneamiento o acceso inadecuado a la atención médica, así como falta de estatus legal.
Karla Patricia Amador Gámez, una paciente de MSF de Honduras, que actualmente vive en la Ciudad de México, comparte su historia.