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Amado y temido a la vez, Erdogan es hijo predilecto de Estambul

El intento de golpe de Estado en Turquía ha fortalecido a un presidente que tiene el apoyo de un pueblo que después de tenerlo 14 años en el poder lo sigue estimando, pero también hay quien le teme a su forma "dura" de gobernar.

Tenzile, una pensionista turca, se hace una pregunta sobre aquel chico al que veía jugar al fútbol con los amigos en su calle adoquinada de Estambul hace tantos años: ¿cómo es posible que a alguien no le guste Recep Tayyip Erdogan?

"Sabemos que es honesto, confiamos en él", decía Tenzile detrás de los barrotes de su ventana, mientras esperaba el camión de las verduras.

Esta jubilada prefiere no decir su apellido. "Después de su llegada al poder todo el mundo tenía qué comer, todo el mundo consiguió un trabajo. La vida era perfecta. Ojalá todo el mundo fuese como Erdogan".


Los seguidores fervientes del presidente turco opinan que el fracaso del intento de golpe de Estado del 15 de julio es muestra del continuo apoyo popular a Erdogan 14 años después de llegar al poder. Como primer ministro -que triplicó el tamaño de la economía- y ahora como el presidente más poderoso desde que Mustafa Kemal Ataturk fundase el estado turco moderno, Erdogan ha entonado el mismo lema: o te unes a mí o habrá anarquía. Y siempre funciona.

Miles de individuos respondieron a su llamamiento para tomar las calles y plazas públicas, mientras las fuerzas de seguridad rodeaban a miles de oponentes y cerraban los medios de comunicación. Aunque Turquía sigue dividida, la reacción refleja la adoración de muchos fieles a un hombre que, según ellos, logró convertir el país en una potencia regional y se enfrentó a los laicistas que habían prohibido a los musulmanes devotos llevar una vida abiertamente conservadora, según entrevistas a turcos de todas las edades en distintos barrios de Estambul.

"Erdogan ha logrado que el país sea más rico que nunca, Turquía tiene ahora más prestigio que antes y mi familia tiene más dinero que nunca," decía Haydar Sur, de 50 años, que trabaja en el sector de la Salud Pública, mientras terminaba su pudín de pan con nata y caramelo en un restaurante del distrito de Uskudar, cerca del Bósforo. "¿Qué más se puede esperar de un presidente?"

RESISTENCIA TAYYIP

La intentona de golpe de Estado por una facción militar se suma a un catálogo de insurgencias que Erdogan ha sofocado en los tres últimos años.

Las protestas a nivel nacional contra sus planes para derribar un parque en Estambul fueron acalladas; los cargos por corrupción terminaron con la partida de los fiscales; se encarceló a periodistas y académicos acusados de orquestar un levantamiento. Al incremento de la popularidad del partido kurdo opositor el año pasado le siguió el resurgimiento del conflicto étnico del país, unas segundas elecciones y una nueva mayoría parlamentaria del partido AK, que Erdogan cofundó y que se ha mantenido en el poder desde 2002 .

Su capacidad para sobrevivir favorece la impresión de que el presidente "está por encima de todo, la sensación de ser casi invencible", dijo Ilter Turan, profesor de ciencias políticas de la Universidad Bilgi de Estambul. "Ha salido de esto aún más fuerte, en el sentido de que la posibilidad de un golpe militar ha sido erradicada totalmente. También por el golpe, es muy difícil criticarlo en este momento concreto".

RUEDAS DE LA ECONOMÍA

No obstante, ello no quiere decir que este apoyo efusivo vaya a perdurar. Y la evolución de la economía será decisiva.

Según datos del Banco Mundial, el producto interior bruto per cápita en Turquía aumentó de los 3 mil 750 dólares a los 10 mil 800 dólares desde que el partido AK ganó las elecciones en 2002 hasta que empezaron a aparecer las primeras fisuras en la economía en 2013 y la oposición fue en aumento. La lira ha perdido una tercera parte de su valor frente al dólar desde entonces y la economía se ha contraído más de 100 millones de dólares. 

El golpe, el estado de emergencia durante tres meses aprobado por el Parlamento y la represión del Gobierno contra los opositores de Erdogan han vuelto a desestabilizar los mercados financieros. La agencia S&P Global Ratings ha rebajado la calificación crediticia de Turquía mientras que Moody's Investors Service ha puesto en revisión el grado de inversión del país.

Erdogan recuerda constantemente al electorado "que nunca estará tan bien como con él", dijo Turan. "Pero si la prosperidad económica se frena, su credibilidad sufrirá significativamente. Éste su principal problema en este momento".

JUEGO DE PODERES

Hasta ahora, incluso los turcos que lo consideran una figura autoritaria y que están alarmados por su estilo político islamista están contentos de que no haya sido derrocado, pero tienen recelos sobre cómo aprovechará la situación.

"Del golpe sólo se ha beneficiado Erdogan y ahora me preocupa que lo utilice para ganar incluso más poder", dijo Ardan, un estudiante de filosofía de 20 años de edad del moderno barrio de Karakoy, mientras se oía una melodía de jazz de un café cercano. "No podemos hablar de optimismo. Estamos en territorio desconocido, ahora pueden venir y llevarnos por cualquier cosa".

Otros son más optimistas. Ramazan Birkik, un comerciante kurdo de 28 de años del barrio conservador de Fatih, dice no estar preocupado por el futuro. Birkik está enojado con los soldados que participaron en el golpe porque utilizaron dinero de los contribuyentes.

En el barrio de Kasimpasa, donde vivía antiguamente Erdogan, Tenzile dice que solía visitar con frecuencia a los padres del presidente hasta que fallecieron. Ella y la madre del presidente tienen el mismo nombre de pila, señala con orgullo.

"Oh, es un niñito", dice esbozando una amplia sonrisa en su rostro ajado. "¿Cómo puedo no quererlo?".

Nota original: "Loved and Feared, Invincible Erdogan Is Istanbul's Favorite Son"

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