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Al-Sisi jura su cargo como presidente de Egipto

La seguridad en El Cairo fue reforzada con vehículos blindados y tanques colocados en lugares estratégicos, mientras el exjefe del Ejército Abdel Fattah al-Sisi juraba proteger el sistema republicano de Egipto.

EL CAIRO.- El exjefe del Ejército Abdel Fattah al-Sisi juró el domingo su cargo como presidente de Egipto en una ceremonia con poca presencia de aliados occidentales, preocupados por la represión del país contra la disidencia tras el derrocamiento del líder islamista Mohamed Mursi el año pasado.

Las elecciones presidenciales del mes pasado, que según las autoridades al-Sisi ganó con el 97 por ciento de los votos, se celebraron después de tres años de revueltas después de que un levantamiento popular puso fin a 30 años de gobierno del excomandante de las fuerzas aéreas Hosni Mubarak.

La seguridad en El Cairo fue reforzada, con vehículos blindados y tanques colocados en lugares estratégicos mientras Al-Sisi juraba proteger el sistema republicano de Egipto, la unidad, la ley y los intereses de su pueblo ante un comité de jueces del Tribunal Constitucional Supremo.

Los comentaristas de los medios de comunicación estatales y privados le colmaron de alabanzas, obviando los abusos generalizados que denuncian grupos de derechos humanos, entre esperanzas de que pueda lograr la estabilidad y rescatar a la economía.

Muchos egipcios comparten esa esperanza, pero tienen la paciencia limitada, y han protagonizado protestas callejeras que han derrocado a dos líderes en los últimos tres años, y la participación electoral de sólo el 47 por ciento demuestra que Al-Sisi no es tan popular como cuando derrocó a Mursi.

Los países occidentales, que esperaban que el derrocamiento de Mubarak en 2011 fuera el comienzo de una nueva era de democracia, han visto tambalear la transición política de Egipto.

Mursi fue el primer presidente elegido libremente del país, pero su año en el poder se vio empañado por las acusaciones de usurpar el poder, imponer la opinión de los Hermanos Musulmanes sobre el Islam y gestionar de forma inadecuada la economía, acusaciones negadas por él.

Después de que Al-Sisi le depusiera y se convirtiera en el gobernante de facto de Egipto, las fuerzas de seguridad iniciaron una de las represiones más duras contra los Hermanos en su 86 años de historia. Cientos de personas murieron en protestas callejeras y otras miles fueron encarceladas.

Activistas seculares también fueron llevados a la cárcel, incluso los que apoyaron la caída de Mursi, porque violaron una nueva ley que restringe severamente las protestas.

El derrocamiento de Mursi fue aplaudido por los aliados de Egipto del Golfo Árabe, alarmados por el ascenso de los Hermanos Musulmanes.

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