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Acusan: son de ciencia ficción, ataques contra EU en Cuba

El coronel Ramiro Ramírez, responsable de la seguridad del cuerpo diplomático en el país informó que el país ha destinado “unos dos mil expertos” a las investigaciones y no se han visto evidencias que corroboren las acusaciones de los ataques. 

Especialistas cubanos que investigan los supuestos "ataques acústicos" contra diplomáticos de Estados Unidos en La Habana calificaron de "ciencia ficción" esa eventualidad, en la primera declaración pública que hacen sobre el incidente por el que Washington retiró a la mitad de su personal de la isla.

El coronel Ramiro Ramírez, responsable de la seguridad del cuerpo diplomático en el país; el teniente coronel José Alazo, de la unidad de investigaciones criminales; y el doctor Manuel Villar, especialista en otorrinolaringología, informaron que el país ha destinado "unos dos mil expertos" a las investigaciones.

Añadieron que, aunque la indagatoria prosigue, hasta el momento no se han descubierto evidencias que corroboren las acusaciones de los ataques, los cuales, según Washington, han provocado pérdida de audición, mareos, fatiga y problemas cognitivos a 24 de sus diplomáticos en la isla.

"Nuestra principal preocupación en este momento son las acusaciones que nos está haciendo el gobierno de Estados Unidos y en eso estamos centrados, porque es una calumnia", dijo el coronel Ramírez.

En tanto, el teniente coronel Alazo opinó que la hipótesis del uso de un arma sónica es algo que se hace insostenible desde el punto de vista técnico. "Es algo imposible. Estamos hablando de ciencia ficción", puntualizó.

Los tres especialistas revelaron que el gobierno estadounidense les suministró 14 grabaciones de sonido que dice que las víctimas escucharon durante los ataques y grabaron, y concluyeron que estas no contenían algo que pudiera dañar la salud humana.

Explicaron que un sonido audible necesitaría ser muy fuerte, más de 80 decibelios o similar al motor de un avión, para tener un impacto en la salud. Sin embargo, solo las presuntas víctimas escucharon el ruido, no sus familias que vivían en las mismas casas, ni sus vecinos.

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