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Acuerdo nuclear de Irán mueve tablero geopolítico de Medio Oriente

La República Islámica posee la cuarta reserva petrolera del mundo y un PIB de 400 mil millones de dólares; Israel y Arabia Saudí, unidos en oposición al pacto; Bruselas y Asia, de regreso en Teherán.

La visita realizada el domingo a Teherán por el vicecanciller federal y ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, que se convirtió en el primer funcionario occidental que arriba al país después del acuerdo nuclear alcanzado entre el Grupo P5+1 e Irán, corrobora que el tablero de Oriente Medio cambiará por el potencial de la antigua Persia, con 80 millones de habitantes, una superficie que casi triplica a la de Texas, la cuarta reserva petrolera mundial, así como la segunda de gas natural, y un PIB que suma 400 mil millones de dólares anuales.

Aunque se abrió una prueba de 60 días con la revisión legislativa norteamericana del Acuerdo Integral de Acción Conjunta suscrito en Viena por Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Rusia con Irán, mientras que las sanciones no vinculadas al programa nuclear continúan, ha sido optimista la reacción de los mercados e inversionistas, al destacar que el futuro aumento de las exportaciones de hidrocarburos iraníes presionará a la baja los precios y será una alternativa para que la Unión Europea reduzca su dependencia del gas ruso.

Capital Economics, en Londres, resaltó que el PIB de Teherán crecería de seis a ocho por ciento en los próximos años. "Todo está en su lugar para ello. Irán tiene infraestructura, instituciones y educación.
Dispone de mucha gente preparada que regresará si las sanciones son levantadas", afirmó a su vez Dominic Bokor-Ingram, asesor de la firma británica Charlemagne Capital.






Siguiendo los pasos de Gabriel, José Manuel Soria, ministro de Industria español, anunció que viajará en septiembre a Teherán acompañado por los titulares de exteriores y desarrollo para explorar oportunidades de negocios, al tiempo que Laurent Fabius, canciller francés, no descartó una gira en breve.

Las compañías FlyDubai y Emirates ampliarán sus destinos en Irán, que gastará 20 mil millones de dólares en diez años para revitalizar su flota aérea comercial; en el sector automotriz, Peugeot Citroen, que salió apenas en 2012, buscará recuperar su posición privilegiada gracias a la alianza que sostuvo con Iran Khodro.

Fiat Chrysler y Hyundai también regresarán a ese mercado, donde ya opera, asociada con Saipa, la empresa china Changan. Como en otros países emergentes, las multinacionales también hallarán desafíos.

La Guardia Revolucionaria, unidad militar de élite que ha criticado el acuerdo, participa en casi todas las áreas y Teherán ocupa el lugar 130 de 189 en cuanto a la facilidad para hacer negocios, según el Banco Mundial. Fitch Ratings subrayó que tomaría años reanudar la producción de 2.5 millones de barriles de crudo diarios.

Los retos para el retorno iraní al circuito global, más allá del Congreso de EU, se ubican a escala regional, pues Israel y Arabia Saudí, aliados de facto, podrían aumentar su ayuda al Estado Islámico en Siria e Irak, que también amenaza al Hezbolá en Líbano, además de apostar por una victoria bélica en Yemen que restaure al régimen sunita derrocado por los insurgentes chiítas Huthi que son apoyados por Teherán.

Dentro de Irán, la facción reformista del presidente Hassán Rohani y el canciller Mohamed Yavad Zarif, que se apuntó una gran victoria sobre los conservadores, simbolizados por el líder supremo, el ayatola Alí Jamenei, tendrá que probar que el convenio mejorará las condiciones de la población, golpeada por el bloqueo y los propios rezagos del país.
Y esta expresará su opinión en las votaciones clave de 2016 para el Majlis o Parlamento, así como para la Asamblea de Expertos, el órgano que en los próximos ocho años podría seleccionar al sucesor de Jamenei.

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