Monterrey

Víctor Romero: Democratización de la tecnología

Hace 20 años una televisión de plasma de 42” costaba 12,000 dólares, hoy cuesta menos de 3,000 pesos.

Buen día queridos lectores, muchas gracias por dedicar unos minutos para leer la columna de café y tecnología de esta semana.

Recuerdo haber vendido dos monitores de plasma a una línea área para su centro de control, en ese entonces, solo grandes empresas podían darse el lujo de invertir más de diez mil dólares en un monitor grande, plano y delgado.

Ayer platicando con un buen amigo, me comentó que un conocido muy cercano es súper aficionado a la tecnología y sobre todo a las televisiones, incluso al grado de cambiar constantemente sus equipos a la vuelta de un año.

Curiosamente, yo dedicándome a la tecnología, por reglas de la casa, hay solo una TV, lo más curioso es que se usa alrededor de 10 horas a la semana entre los cinco miembros de la familia. No crean que somos la familia más disciplinada, en realidad no he contado las horas que dedican mis hijos a redes sociales en sus dispositivos móviles, ahí es donde como familia tenemos el reto.

Por otra parte, la accesibilidad de precios permite el aumento del consumo, estoy seguro de que alguno de ustedes por lo menos conoce o a escuchado de alguien que tiene más de siete televisiones en su casa. Al final del camino los fabricantes requieren vender más televisiones cada año, bajan precios y facilidades para desplazar producto.

En ocasiones me pregunto, llegará el momento en que una televisión, una lavadora o una secadora se obtenga gratis con el simple hecho de pagar una suscripción a un servicio de cable? O de alguna marca de jabón para el caso de las lavadoras?

En fin, la tecnología es una herramienta que permite facilitar la vida y hacerla más simple, los precios bajan abismalmente al paso de los años y creo que las mejoras no han sido tan trascendentales, al menos en las televisiones hay una carrera de las resoluciones, FullHD, 4K, 8K y ahora algunos ya empujando 16K.

Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a mis vecinos con los que convivimos los últimos cinco años, voy a extrañar los jueves de cocina, el organizar en cinco minutos unos tequilitas, charlas, sonseras y experiencias. Ahora como familia iniciamos un nuevo proyecto y lo más interesante, salirnos de nuestra zona de confort.

Hoy acompañé la escritura con un café americano, elaborado con granos de Chiapas y Veracruz, tostado medio, acidez baja, aromático y con un cierre a cítricos.

¡Les deseo un extraordinario fin de semana en compañía de la familia y amigos!

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: