Monterrey

Sara Lozano: Reporte del 9° Encuentro Nacional de Educación Cívica

La creación de soluciones colaborativas nos tiene un día y otro también, sin fines de semanas, coordinando y ajustando los flujos de comunicación.

Los encuentros nacionales de educación cívica, ENEC, han dado tema a esta columna semestralmente, meses más o menos. Cada uno arma una novela de suspenso, hay alianzas, amores, coincidencias afortunadas y no, hay traiciones, antagonistas, decisiones inesperadas que finalmente se convierten en soluciones. La tensión dramática de los primeros encuentros casi siempre sucedía por falta de dinero, de oportunidad en el dinero, de recortes al presupuesto. No es novedad, lo que se invierte en educación cívica de manera consistente se desestima, en caso de crisis son los primeros presupuestos que se dispersan y cuando se piden resultados son los que menos se aprecian.

Después, cuando ya sonaba el nombre ENEC, los protagonismos fueron los generadores de tensión, los duelos de egos levantaban barreras irracionales con tal de hacer su punto alguien presente. Sí, conflictos infantiles porque se le asigna –algo– más aquí que allá. Muchas personas nos dejaban hacer como idealistas sin remedio, a bajo presupuesto, eso sí. No vieron venir la preponderancia de los ENEC hasta que otras instituciones, las nacionales, se interesaron por ellos.

En Monterrey sucedió ese parteaguas, la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey fue la aliada más generosa en el 4° ENEC y el trampolín para que el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Federal Electoral y otras instituciones buscaran tener un lugar. No teníamos ya espacio en el programa y seguían llegando solicitudes de participación.

Las anécdotas desde Querétaro, Yucatán, Coahuila, Nuevo León, Tabasco, Hidalgo, Durango y Guanajuato, maravillosas todas, no se van a parecer a lo que tendremos que contar después del 9° ENEC. Para empezar, Tabasco repite la coordinación, la anfitrionía, pero la sede estará compartida con las plataformas digitales de la Universidad Humanista y de los institutos electorales de Guanajuato, Durango, Nuevo León y Querétaro.

Ya que el presupuesto no va a generar la tensión dramática, las cuitas digitales toman la estafeta. La creación de soluciones colaborativas nos tiene un día y otro también, sin fines de semanas, coordinando y ajustando los flujos de comunicación –personal y de datos– para las plataformas digitales, la promoción del evento, el registro. Los equipos en las cinco instituciones electorales lo estamos disfrutando, aunque nos cansemos.

La redacción, ortografía, sintaxis son cruciales, un acento o una coma mal colocado en WhatsApp puede generar retrasos estresantes a ocho días del arranque. La ligereza de espíritu que da no tener que viajar, hospedarse y recuperar el tiempo de oficina es el puntal de la creatividad que esto va demandando. Es un lujo participar con el equipo asesor, la sororidad entre cinco estados, mujeres comprometidas que velan por que las cosas sucedan y para el bien común es una revelación muy poderosa de esta nueva normalidad.

Esta es la cuenta del 9° Encuentro Nacional de Educación Cívica, 24, 25 y 26 de junio que tendrá lugar en YouTube, Zoom, plataforma Telmex, Twitter, Facebook, Microsoft Teams y creo que en Instagram también.

PD. Y en espera de los quehaceres legislativos para las reformas electorales, porque me niego a hablar del Covid, de la competitividad a la baja, de las empresas que cierran, de las vidas que se apagan.

La autora es Consejera Electoral en el estado de Nuevo León y promotora del cambio cultural a través de la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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