Monterrey

Sara Lozano: Lo que ocupa y preocupa para el INE

Quienes aspiren al Consejo General del Instituto Nacional Electoral tendrán que presentar un currículum sólido.

Bien por la campaña #YoDefiendoAlINE, ¡me sumo! Me preocupa que sólo he escuchado voces masculinas, el sesgo en la elección de voceros refleja valores con los que no comulgo, así que me ocupo en proponer voceras mujeres #EllasSaben #EllasSonExpertas.

Bien por la defensa de los datos personales que hace el Instituto Nacional Electoral (INE). Estoy de acuerdo con los argumentos que desde la institución se han planteado, además agrego que la cualidad de "autonomía" inherente a la institución genera más certeza, blinda de la tentación a quien quiera que esté en los mandos ejecutivos del país.

En 2019 me preocupó una de las intenciones de reforma electoral en la que el procedimiento para la selección de consejeros y consejeras nacionales redistribuía el nombramiento del grupo de personas expertas para crear el proceso de designación y hacer el primer filtro. No hubo tal, siguen siendo dos órganos autónomos –Derechos Humanos y Transparencia– quienes designan a cuatro perfiles que, junto a otros tres designados por el Congreso de la Unión, arman los grupos sobre los cuales tendría que elegir la Cámara de Diputados. Es decir, para sustituir a tres personas del Consejo General del INE en 2017, esas siete personas expertas decidieron presentar tres grupos de cinco personas; de cada grupo saldría la persona designada para ser consejero o consejera electoral nacional.

Si todo sigue un curso previo, como en 2017, este 2020 quienes aspiren al Consejo General del INE tendrán que presentar un currículum sólido –grado académico, publicaciones diversas, experiencia electoral y vinculación con la sociedad civil–, aprobar un examen de conocimientos –espero que este año no se limite a medios de impugnación– y posteriormente, esperar la primera designación que hace este grupo de experticia electoral. Finalmente, después de estas tres cribas, la Cámara de Diputados elegirá a las cuatro personas que llegarán al INE.

De ser así, el procedimiento de selección no me preocupa, me ocupa el conseguir una cantidad de personas expertas en el proceso, una masa crítica que impida –o dificulte al menos– una designación arbitraria. Habrá un grupo nutrido de consejeros y consejeras electorales estatales que en septiembre de este año dejan sus puestos, termina su periodo, ahí existen al menos 30 perfiles con probidad y trayectoria. Si agregamos a quienes han tenido puestos directivos tanto en el INE como en los órganos electorales locales, personas con conocimiento y experiencia electoral en los tribunales electorales locales y federales, podríamos estar llegando a 100 perfiles deseables para sustituir a las cuatro personas que terminan su nombramiento en el Consejo General.

El reto que advierto es que la desesperanza se filtre en este universo y que no se alcance el número.

Por las mismas fechas en que se resuelva este pendiente, en la Comisión Estatal Electoral Nuevo León estaremos recibiendo al nuevo consejero o la nueva consejera electoral estatal, a quien, desde hoy, le doy la bienvenida.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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