Monterrey

Sara Lozano: La abuela en casa

Es tiempo de recuperar el gusto por las cosas sencillas y cotidianas del hogar.

Como las capas de una cebolla, se ha ido develando una realidad cruel y de largo aliento. La estrategia espero que sea tan buena como pronostican, el prestigio como investigador del subsecretario de Salud me deja creer que hay oportunidad, sin caer en optimismo.

De diez en diez nos van incrementando el plazo, el 18 de marzo se suspenden actividades hasta el 20 de abril; el 30 de marzo el plazo se amplía hasta el 30 de abril. Los números dicen que esta pandemia se instala al menos tres meses en cada país, y en México apenas brincamos el primero.

Así que mejor empezar a pensar qué hacer en este largo periodo, en el que se atraviesan las vacaciones de Semana Santa. Una persona querida me sugiere revisar los doce pasos de Alcohólicos Anónimos, y repetir todo el tiempo: un día a la vez. La gurú de yoga comparte que son tiempos de centrarse en el hoy y el ahora; ahora más que nunca, porque vivimos bajo el poder de Shakti. El astrólogo dice que Plutón estará a su máximo poder la próxima semana y nos enfrenta a los monstruos del inconsciente; algo parecido a Shakti, fuerzas que llegan para barrerlo todo y dan lugar a un nuevo comienzo, a empezar desde los cimientos.

Mi abuela dice que es tiempo de recuperar el gusto por las cosas sencillas, las cotidianas, las de casa. Ella no vive aquí, se quedó a la boda de su bisnieta, boda que no sucedió y la dejó atrapada en San Pedro, para colmo el primer municipio afectado, de alta incidencia y la población no pasa de los 200 mil habitantes.

La casa que habitas es la que a través de detalles se va convirtiendo en tu hogar, la que se vuelve tu refugio y tu paraíso. La casa que muchas veces se deja a un lado porque hay otras prioridades, la que se delega en manos del diseñador o del personal de servicio, o del primero que llegue. La casa no la hacen las mujeres, afirma Doña E, quizá están condicionadas a limpiarla y hacer la comida, pero la casa está contenta cuando su gente la disfruta, en lo individual y en la convivencia. Solo es entre todos, a lo mejor por eso nos tienen en este encierro.

Tal vez sea Plutón, Shakti o el Apocalipsis, pero ellos están afuera –a Doña E no parecen preocuparle mucho–. Aquí encerradas más nos vale dedicarnos a las cosas sencillas que nos dan gusto. Un día a la vez, recuperando la vida que necesitan las casas.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: