Monterrey

Raquel Castaño: Las reglas del juego cambiaron: ¿Qué hemos aprendido?

¿Qué lección nos ha dejado esta pandemia?.

Imagínate que eres un tenista que jugabas principalmente con golpes de derecha y que de repente tuviste que cambiar a jugar todo de revés (con la izquierda). Tal vez eso puede describir un poco cómo nos hemos sentido en este último año y que es posible que el futuro se vea todavía de una forma incierta y complicada. Pero, ¿qué pasaría si nos preguntáramos? - aunque suene extraño- ¿Qué ha sido positivo? ¿Qué hemos aprendido? Y a partir de ahí pensar en cambios que son necesarios para el futuro. Reflexionando desde un punto de vista laboral, creo que esta crisis:

• Nos ha hecho "expertos en crisis" y eso nos servirá para enfrentar mejor otras situaciones difíciles que se puedan presentar

• Nos ha enseñado a trabajar "a distancia". Y el reto ahora será lograr un "liderazgo a distancia". Considerando que, aunque estemos de regreso en lo presencial, lo remoto llegó para quedarse.

• Nos ha dejado ver que los cambios del entorno nos demandan planear a más corto plazo e identificar claramente qué se espera de cada uno de nosotros y qué se espera de una organización como la nuestra.

• Y algo muy importante, nos ha mostrado que los líderes deben entender muy bien tres cosas: A las personas (en primer lugar), a su negocio y a la tecnología como una herramienta, pero sobretodo con una nueva visión de negocio en esta era digital.

A nivel personal, ¿qué lección nos ha dejado esta pandemia? Me gustaría compartir brevemente el resultado de una investigación realizada en los últimos meses con dos colegas profesoras de EGADE Business School, Claudia Quintanilla y María Eugenia Pérez, que se relaciona con un mecanismo psicológico de adaptación que encontramos afloró en las personas durante esta crisis: "simplicidad voluntaria". Este mecanismo se puede describir como un cambio en prioridades que nos ha impulsado a regresar a lo básico ("back to basics") en nuestro estilo de vida y hábitos de consumo; a "re-pensar" el consumo en términos de lo que es relevante para nosotros y para las personas que queremos; y a adoptar, cuando fue necesario, nuevos productos y nuevas formas de comprar. Nos volvimos, usando las palabras de los mismos participantes del estudio, "más simples y flexibles". Ellos también mencionaron el haber dado menos importancia a consumir bienes materiales y ser más conscientes del valor de las relaciones y el contacto humano, deseando más tiempo para disfrutar las cosas sencillas de la vida con otros.

Nuevas crisis probablemente amenazarán en un futuro. Cuando esto suceda, los proveedores de servicios y productos deberemos brindar apoyo a nuestro mercado (y a las personas a nuestro alrededor) siendo capaces de reconocer y atender sus necesidades más profundas, las más esenciales y estar disponibles para ellos.

¿Cuáles otros aprendizajes existen? ¿Qué ha resultado positivo? ¿Qué se espera de nosotros ahora? Creo que tenemos una excelente oportunidad para reflexionar.

La autora es Vicerrectora de Facultad y Profesora de EGADE Business School Tecnológico de Monterrey.

Opine usted: rcastano@tec.mx

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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