Monterrey

¿Qué pasará con el consumo privado?

OPINIÓN. Si bien los últimos datos del consumo privado indicaron un buen dinamismo hacia finales del año pasado, existen indicadores que apuntan a una desaceleración hacia adelante.

El consumo privado se consolidó como el motor del crecimiento económico el año pasado. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) este rubro se expandió 4.5 por ciento anual en noviembre (último dato disponible), lo que representó un crecimiento estimado de 3.3 por ciento en el año (se estima que el PIB creció 2.3 por ciento en el 2016).

El consumo privado representa alrededor de 67 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y su buen desempeño en el 2016 estuvo sustentado por el aumento en el salario real (por los bajos niveles de la inflación), por la aceleración de las remesas (que alcanzaron un récord máximo en el 2016) y por una creación de empleos sólido (se crearon un récord de 733 miles de empleos). ¿Pero qué pasará con el consumo privado este año?

Si bien los últimos datos del consumo privado indicaron un buen dinamismo hacia finales del año pasado, existen indicadores que apuntan a una desaceleración hacia adelante.

Primero, la inflación comenzó a repuntar en enero a raíz del alza en los precios de las gasolinas, el impacto de la depreciación del tipo de cambio hacia los bienes finales, y en menor proporción al incremento del salario mínimo. Si consideramos que los salarios contractuales crecen en promedio en alrededor de 4 por ciento (según datos del IMSS), las expectativas inflacionarias hacia finales del año de alrededor de 6 por ciento anual, restarán ingreso disponible a los hogares.

Segundo, la aceleración del envío de remesas de los trabajadores mexicanos en los Estados Unidos marcó nuevos récords ante la incertidumbre sobre la deportación de millones de inmigrantes indocumentados. Para este año el gobierno de los Estados Unidos ha puesto sobre la mesa la posibilidad de grabar dichos envíos. Si bien las remesas representan sólo cerca del 2.5 por ciento del PIB, su impacto multiplicador hacia consumo privado es alto, particularmente en los hogares con ingresos bajos. Un menor envío de remesas le restará dinamismo al consumo privado.

Tercero, la creación de empleos mantuvo un desempeño favorable en el 2016, sin embargo, la expectativa de un menor ritmo de crecimiento de la economía pondrá presión a la creación de nuevas plazas (particularmente las relacionadas al sector industrial). El pronóstico de crecimiento del PIB para este año continúa ajustándose a la baja (+1.5 por ciento según la última encuesta Banamex).

Por último, ante la subida de tasas de interés en los mercados financieros es muy probable observar una desaceleración en el crecimiento del crédito al consumo. Todo lo anterior apunta hacia un menor ritmo de crecimiento en el consumo privado y es probable que los primeros efectos se observen en la región noreste del país. Según los últimos datos disponibles del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), el sector industrial en Nuevo León se contrajo fuertemente en el tercer trimestre del año pasado (5.1 por ciento anual).

Una gran parte de los empleos de la entidad dependen del desempeño de este sector.

El autor es el director general y fundador de GF GAMMA y catedrático en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera por la Universidad de Essex en el Reino Unido, y una Licenciatura en Economía por el ITESM (campus Monterrey).​

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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