Monterrey

Pablo de la Peña: Urgente acelerar la inversión pública y privada

La estrategia federal se ha enfocado tanto en los proyectos insignia, que se les ha olvidado que la economía realmente crece cuando el sector productivo se mueve.

Independientemente de cuál sea la corriente ideológica en materia económica, sabemos que la inversión productiva genera crecimiento y que el ahorro permite la inversión.

En otras palabras, si no tenemos ahorro no podemos invertir, y si no invertimos no podemos crecer.

Después del estancamiento económico que sufrimos en México en el 2019 optimistamente creo que, incluso un mínimo crecimiento en la inversión pública y privada nos hará crecer en este 2020.

En el primer trimestre del 2018 el crecimiento de la economía mexicana fue 2.5 por ciento respecto al mismo periodo del 2017; el año pasado – en el primer trimestre – tuvimos un crecimiento de 0.0 por ciento.

La expectativa es que en este primer trimestre del 2020 podamos llegar al menos al uno por ciento. Sin embargo, será difícil lograr esta cifra dado que no se ha visto un incremento notable en la Inversión Fija Bruta en el país.

Aún no tenemos los datos del 4to trimestre, pero en el 3er trimestre la IFB cayó un dos por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. El INEGI acaba de publicar que la actividad industrial en el mes de noviembre cayó 1.7 por ciento, aunque tuvo un ligero repunte respeto al mes de octubre del 0.8 por ciento de cualquier manera sigue mostrando una clara tendencia negativa que no se ha detenido desde junio del 2018.

La industria manufacturera cayó un 2.2 por ciento también en el mes de noviembre y la construcción un 3.2 por ciento ambos en términos anuales. Dado estas cifras, es difícil pensar que tendremos un crecimiento económico en el 1er trimestre de este 2020.

Sin embargo, creo que sí es posible. Para esto se necesita una estrategia urgente de promoción a la inversión tanto pública como privada. Los ahorros que anuncia el presidente López Obrador que se tuvieron en el 2019 deben ponerse a disposición de la inversión productiva.

Los ahorros por sí mismos no necesariamente producen efectos positivos en la economía, definitivamente ayudan para ser más eficientes en el gasto, pero ayudan más cuando se regresan a la economía vía inversión.

El uso aparente que la administración federal desea hacer de estos ahorros será principalmente para incrementar las transferencias en efectivo dentro de sus programas sociales.

Si bien es cierto que hay grandes necesidades sociales que se deben atender, mucho del efecto de este incremento en el gasto social es limitado y provisional, en el sentido que no genera un efecto multiplicador en la generación de riqueza y que por lo regular son medidas asistencialistas y clientelares.

Creo que la estrategia federal se ha enfocado tanto a los proyectos insignia (como el Tren Maya, el Aeropuerto en Santa Lucía, y la Refinería en Dos Bocas) que se les ha olvidado que la economía realmente crece cuando el sector productivo se mueve.

El sector productivo necesita incentivos y certidumbre para invertir. Uno de los principales incentivos está en el costo del capital y en la perspectiva de crecimiento de largo plazo. El costo de capital está directamente ligado a la tasa de interés de referencia del Banco de México, misma que ha bajado un punto porcentual en todo el 2019 de 8.25 a 7.25 por ciento, pero no hemos visto cambios significativos a los créditos para capital de trabajo.

La principal fuente de crecimiento de las empresas es la inversión y su capacidad de apalancamiento depende de tasas de interés suficientemente bajas para mantener una operación financiera sana.

Las tasas de interés de créditos para el sector empresarial se mantienen entre el 12 y 15 por ciento, pero es una realidad que muchas microempresas se apalanca con créditos de corto plazo – incluso con tarjetas de crédito – y llegan a pagar hasta por encima del 30 por ciento de Costo Anual Total (CAT).

Creo sinceramente que, si hay posibilidades de crecer en el 1er trimestre de este 2020, pero se requiere de una estrategia deliberada para fomentar la inversión privada, particularmente para empresas pequeñas y medianas que son quienes mueven la economía doméstica, esto podría compensar de alguna manera la incertidumbre del mercado internacional en los primeros meses del año; en concreto, la estrategia de este primer trimestre deberá ser acelerar la inversión pública y privada urgentemente.

El autor es Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.

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