Monterrey

Pablo de la Peña: Año clave

México sigue siendo muy atractivo para invertir y el flujo de divisas ayuda a mantener la estabilidad de nuestra moneda.

Las expectativas de crecimiento para México en el 2020 siguen dando malas noticias. El Banco Mundial cambió su expectativa de crecimiento para nuestro país de 2.0 a 1.2 para este año; Citibanamex estima un crecimiento de 1.1 por ciento, aunque la Secretaría de Hacienda mantiene que la economía mexicana crecerá un dos por ciento los especialistas en economía del sector privado (encuesta mensual de Banxico) estiman un crecimiento del 1.0 por ciento.

Lejos quedó la promesa de López Obrador de crecer anualmente al 6 por ciento en durante presidencia; aunque insiste en que existe bienestar porque él tiene otros datos, quizá está considerando que los tres mil 600 pesos mensuales que se entregan a los 900 mil jóvenes y el incremento en las transferencias de efectivo a los adultos mayores son la base de ese bienestar; y si bien es cierto que ese dinero adicional tiene un impacto positivo pero temporal en el bienestar de las familias beneficiadas, hay que descontar el efecto negativo de la falta de crecimiento, la escasez de empleos formales, y la reducción en la inversión pública, en el resto de la economía.

Creo que el resultado neto del primer año de gobierno es negativo y tomará un esfuerzo extraordinario en los próximos meses para compensar lo perdido en el 2019, y romper el fenómeno inercial de la desaceleración de la economía mexicana y del sector externo. A pesar de la firma del T-MEC y de que el motor que sostuvo la economía mexicana en el 2019 fue el sector externo, el panorama en el 2020 no pinta igual.

De acuerdo con el reporte mensual que publica el INEGI sobre la venta y exportación de autos ligeros, las exportaciones de estos cayeron un 5.83 por ciento, de tal manera que es entendible que el indicador que también publica el INEGI sobre los pedidos manufactureros haya caído 1.4 por ciento en el mes de enero en términos anuales.

Es de llamar la atención que, dentro de este indicador de pedidos manufactureros, el indicador de Alimentos, Bebidas y Tabaco haya caído anualmente un 3.2 por ciento. Esto refleja una desaceleración de la economía doméstica, claramente. De la mano está el tema del bajo nivel de inflación durante el 2019 del 2.83 por ciento; sin duda una de las más bajas en varios años, pero yo no creo que este nivel responda solamente a un cuidadoso control de la oferta monetaria por parte del Banco de México (que si lo hace) sino más bien a la desaceleración del mercado interno en nuestro país.

Dada la baja expectativa de crecimiento para este 2020, igualmente se espera una relativamente baja inflación del 3.5 por ciento. El tipo de cambio se ha mantenido sorpresivamente estable a pesar de la desaceleración y ligera contracción de la economía mexicana en los últimos trimestres; sin embargo, hay que recordar que el capital especulativo internacional sigue buscando los mejores rendimientos de corto plazo y dado el alto spread que tenemos en las tasas de interés en México respecto a otros mercados, México sigue siendo muy atractivo para invertir, y este flujo de divisas ayuda a mantener la estabilidad de nuestra moneda.

Si bien puede considerarse positiva esta estabilidad de la moneda, hay que tener cuidado porque puede encarecer ligeramente los productos mexicanos en el mercado global.

Los especialistas en economía del sector privado, en su última encuesta cuyos resultados Banxico publicó la semana pasada, consideran que hay tres factores fundamentales que ponen en riesgo el crecimiento económico del país: (1) problemas de inseguridad; (2) incertidumbre en la política interna y (3) incertidumbre sobre la situación económica interna.

Claramente, los tres factores están estrictamente relacionados al desempeño y efectividad del sector público, principalmente federal. No se han visto mejoras sustanciales en la reducción de inseguridad en nuestro país, por lo que este año será clave para que el gobierno de López Obrador muestre si tiene capacidad de acción o no.

La falta de una estrategia deliberada en el apoyo para la creación de más empresas y más empleos formales, y de definir un rumbo congruente de la economía nacional, está creando esta sensación de incertidumbre de que no se está construyendo una economía más sólida, ni con instituciones autónomas y confiables. Sin duda, este será un año clave para nuestra economía.

Opine usted: ppenia@tec.mx

El autor es Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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