Monterrey

Muchas preguntas pero pocas respuestas

Se acerca rápidamente el 1 de julio, y aún no estamos convencidos de quién podría liderar, desde un gobierno diferente, la transformación de nuestro país.

Terminó el segundo debate, y las encuestas rápidamente empezaron a presentar ganadores, con grandes diferencias unas y otras, pero en general muestran que Ricardo Anaya vuelve a presentarse con propuestas más claras y con una estrategia bien implementada y deliberada de atacar con evidencias, aparentemente reales, al candidato puntero en las preferencias electorales. Sin embargo, en cada una de las mesas de análisis en donde se encuentran los representantes de cada candidato, hay cuatro candidatos ganadores del debate, obviamente cada representante considera que su candidato ganó el debate.

Sería entendible que los candidatos tengan una estrategia de comunicación de los principales temas que harían la diferencia entre sus propuestas y la de cada contrincante, de tal manera que seguiremos escuchando las mismas generalidades de cada uno de los candidatos a pesar de que los temas cambien de un debate a otro.

¿Cómo reorientar las exportaciones mexicanas a otros países? ¿cómo reforzar la seguridad en las fronteras? si no hubiera renegociación del TLC, ¿cuál sería el plan B? ¿se debería incrementar el salario mínimo? ¿cómo asegurar los derechos de los migrantes mexicanos en el extranjero? ¿qué planes tienen para fortalecer las ciudades fronterizas? Fueron algunas de las preguntas de este segundo debate, y que no todas encontraron respuestas concretas.

Andrés Manuel López Obrador consistentemente respondía lo que quería, aunque sus respuestas no tuvieran nada que ver con las preguntas. Desde mi punto de vista, la única idea rescatable de AMLO es el fortalecimiento de la economía interna; pero nunca como sustituto del mercado internacional. Necesitamos del mercado internacional, pues la entrada de divisas y capital nuevo al país acelera el crecimiento sin presión inflacionaria. Sin embargo, debemos reconocer que la debilidad del mercado interno en México radica fuertemente en la informalidad del mismo.

Prácticamente el 65 por ciento de la fuerza laboral en México se encuentra trabajando en el sector informal de la economía. Aproximadamente el 95 por ciento de las empresas en México son pequeñas y micro empresas. Podemos entender entonces que la mayoría de las personas en el sector informal precisamente son quienes laboran en esas pequeñas y medianas empresas. Lo que implica que la economía mexicana, en buena medida, depende de unas pocas empresas multinacionales que son las que exportan.

El comercio exterior representa cerca del 65 por ciento del PIB de México. Por tal motivo, es fundamental tener una estrategia clara de fortalecimiento del comercio exterior en México, para disminuir la vulnerabilidad derivada de nuestra dependencia de los Estados Unidos.

Al igual que en el primer debate, Jaime Rodríguez Calderón levantó las cejas de más de uno de los que vimos el debate al escuchar su propuesta de "nacionalizar Banamex" como ficha de negociación, ante las amenazas del Donald Trump de no continuar con el TLC.

Con cualquier persona que platico sobre el tipo de candidato y gobierno que deberíamos tener en nuestro país, todos coinciden en que debe ser claramente diferente a lo que hemos vivido en los últimos años. Sin duda hay un gran reto para combatir la corrupción, para aplicar la ley, para fortalecer la capacidad del estado en mantener la seguridad, para acelerar el crecimiento económico y que éste logre una mejor distribución de la riqueza. Pero no podemos esperar que todo se resuelva con dinero público, ni con buenos deseos y tampoco con abrazos fraternos.

Se acerca rápidamente el 1 de julio, y aún no estamos convencidos de quién podría liderar, desde un gobierno diferente, la transformación de nuestro país que tanto hemos esperado.

El autor es Decano de la Región Norte de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.

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