Monterrey

¡México hoy ante la oportunidad de remontarse a grandes vuelos!

OPINIÓN. La industria del transporte no solo alimenta al comercio doméstico, sino al internacional y al turismo y a las distribución de alimentos y casi a cada aspecto de nuestra vida.

Este 2015 ha sido un importante año para México ante la aviación mundial. No solo el actual CEO de Aeroméxico Andrés Conesa subió a la presidencia del Consejo de Gobernadores de IATA en junio pasado, - como primer mexicano en ocupar un puesto de esta importancia-; sino que salió a la luz el primer formato de despachos binacionales –Estados Unidos (EU) – México-, en materia de carga, que ubicará a la región de Laredo como un importante centro operativo –HUB- a nivel mundial.

Adicionalmente a esto, el día 18 de diciembre fue anunciado un convenio que permitirá a las aerolíneas de ambos países crecer en rutas y entrar a la era global de las comunicaciones aéreas, despojándose de una serie de restricciones no acordes con el actual comercio mundial. Así las oportunidades están dadas y el lustro que comienza se ve halagüeño en lo que hace a este importante rubro de la economía que mueve personas, carga y abre nuevas rutas.

La industria del transporte no solo alimenta al comercio doméstico, sino al internacional y al turismo y a las distribución de alimentos y casi a cada aspecto de nuestra vida; y el transporte aéreo ocupará un espacio esencial para la economía mexicana, básicamente por la liga indisoluble –economía-transporte; en este caso México –vaticinan ecónomos mundiales- se volverá la capital del automóvil, como lo fue Detroit el siglo pasado.

Sin embargo, la operación de las aerolíneas es complicada y más a partir del 9/11 con la histeria que creó los programas de seguridad aeroportuaria mundial ordenados por la administración Bush, como una sobrerreacción al ataque de las Torres Gemelas y la guerra personal contra Iraq, cuyas secuelas hoy seguimos viviendo. Aunque durante el siglo XX y lo que va de este, todavía el nepotismo es un mal del cual no nos podemos desprender, tengo fe de que los formatos de comunicación emergentes como internet, logren cambios en las "democracias controladas".

¿Cuál es el cambio que necesitamos? Como proemio expondré, que en México es fácil dar lectura a los nombres de quienes detentan los más altos cargos políticos para encontrar apellidos de familias que subieron al poder desde las dictaduras porfirianas y que amasaron grandes capitales que les permiten mantener el control de las grandes empresas. Las familias presidenciales no sólo siguen ejerciendo hegemonía, sino que al controlar las empresas restringen el crecimiento y el flujo de las sanas economías.

En los años 80, Mexicana de Aviación fue absorbida por Aeroméxico y a partir de ahí se inició la debacle. Aeroméxico en los 80s al mando de Rogelio Gasca Nery, del grupo de Carlos Salinas llevó a la quiebra a Aeroméxico, después secretario de Programación y Presupuesto con Carlos Salinas y después asesor de PEMEX y Director de la CFE; después y en el inter, lo crea o no regreso al mando de CINTRA que controlaba ambas aerolíneas; hoy sus negocios multimillonarios no solo le permiten seguir ejerciendo control ahí, pero es asesor y guarda de muchos capitales.

Este funcionario solo vino a colación porque creo, que como el voto de castigo que los ciudadanos norteamericanos han relegado al ex gobernador de Florida, Jeb Bush, como un posible candidato de la Presidencia de EU a los últimos puestos; es tiempo en México de dar apertura a un mundo menos deshonesto, más justo y moderno, mientras, los que estamos atrás de la pluma opinando sobre las rutas de la economía y del poder, tenemos la obligación de escribir la historia para los que nos siguen y con ello, si quieren formar criterio o unirse a las filas de la oligarquía. Para los que me siguen en estas líneas -¡o no!-, pero para todo México ¡un próspero 2016!

*El autor es analista político en Texas, y experto en temas de la frontera México-Estados Unidos.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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