Monterrey

Marco A. Pérez: ¿Es real el superávit primario de las finanzas públicas federales?

La ausencia de crecimiento económico en términos reales, impactó la recaudación de ingresos tributarios.

El lunes por la mañana asistí a una conferencia sobre los resultados económicos alcanzados en 2019 y las expectativas para este año, a cargo del director de estudios económicos del banco BBVA (Bancomer), y señalaba que si bien el crecimiento real de la economía fue de cero por ciento, o incluso negativo, pues el INEGI no había reportado a esa fecha su cálculo preliminar de cierre de año, era importante destacar que la estabilidad macroeconómica se había mantenido, y que ese era un factor relevante para los inversionistas extranjeros.

En particular, señaló que las finanzas públicas habían cerrado el año manteniendo un superávit primario, lo cual era reflejo de un manejo prudente del ejercicio presupuestal y brindaba certidumbre al entorno macroeconómico.

Tener superávit primario, significa que los ingresos propios son superiores al gasto, sin incluir el pago de intereses de la deuda, por lo que parte del servicio de la deuda se puede pagar con ingresos propios, lo cual se percibe como positivo y como buena señal de las finanzas públicas.

Este superávit primario, que en 2018 fue equivalente al uno por ciento del PIB, se estima en 0.7 por ciento para 2019, si bien inferior al del año previo, lo relevante es que se mantiene en signo positivo.

Sin embargo, si analizamos de manera pormenorizada el registro de los ingresos presupuestales para 2019, encontramos que estos fueron "inflados" por dos partidas extraordinarias que no estaban contempladas en la Ley de Ingresos de la Federación aprobada por el Congreso, una correspondiente a los ingresos propios de Pemex, y otra correspondiente a los ingresos no tributarios del Gobierno Federal, específicamente a los ingresos provenientes de "aprovechamientos".

En efecto, si revisamos la evolución de los ingresos presupuestales de Pemex, lo que encontramos es que durante los primeros ocho meses del año, consistentemente estuvieron reportando minusvalías, ya que la plataforma de extracción de petróleo, así como las ventas de gasolinas, estuvieron decreciendo, y esto se reflejaba en menores ingresos propios.

Sin embargo, durante el mes de septiembre, el Gobierno Federal aprobó (al margen del presupuesto aprobado por los diputados) un apoyo financiero extraordinario a esta empresa productiva del estado por $97.3 miles de millones de pesos, recursos que Pemex registró como "ingresos propios" y pudo compensar las minusvalías registradas previamente, por lo que estos $97.3 miles de millones de pesos, que se incorporan a la contabilidad de los ingresos presupuestales, son espurios.

Con respecto a los ingresos propios del Gobierno Federal, la realidad es que la ausencia de crecimiento económico en términos reales, impactó la recaudación de ingresos tributarios, y su desempeño estuvo por debajo de lo estimado en Ley de Ingresos, razón por la cual el Gobierno Federal procedió a tomar recursos del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales (FEIP) para subsanar las minusvalías en ingresos, tanto tributarios, como petroleros, los cuales también cayeron en 2019.

Estos "retiros" del FEIP los registró el Gobierno Federal como ingresos propios, (no tributarios) particularmente en el rubro de "aprovechamientos", por lo que los ingresos presupuestales reportados en la contabilidad gubernamental también están "inflados" por estos retiros, los cuales se estiman en unos $180 mil millones de pesos.

Sumando ambas partidas de "ingresos" que en realidad no son ingresos propios, y que provienen de operaciones atípicas no recurrentes, y que suman $277 mil millones de pesos, se concluye que en realidad no hubo un superávit primario en las finanzas públicas.

Es decir, si el superávit primario se estima en 0.7 por ciento del PIB, en términos absolutos esto equivaldría a unos $160 mil millones de pesos, pero si los ingresos extraordinarios, no recurrentes y fuera de presupuesto, son de $277 mil millones de pesos, resulta que en realidad las finanzas públicas operaron con déficit primario de unos $117 mil millones de pesos, equivalentes a 0.5 por ciento del PIB.

Esto sin considerar que el gasto presupuestal arrojó importantes sub ejercicios, los cuales se estiman en unos $150 mil millones de pesos, es decir, se gastó menos de lo aprobado por los diputados, por lo que si se hubieran apegado al gasto autorizado, el déficit primario fácilmente hubiera sido equivalente al uno por ciento del PIB.

Ciertamente, que bajo esta óptica, las finanzas públicas no se ven tan saludables.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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