Monterrey

Marco A. Pérez: Entendiendo el superávit primario de las finanzas públicas

Los recursos liberados deben ser utilizados para reactivar la economía y si es necesario, tomar deuda en forma responsable.

Con motivo de la crisis financiera que inició con la caída en los precios del petróleo, y que ha venido a magnificar la pandemia del Covid-19, es prácticamente insalvable el hecho de que tendremos en 2020 un segundo año consecutivo de recesión económica.

Incluso, para algunos analistas la caída esperada en la actividad económica podría ser superior al menos cuatro por ciento, mientras que la afectación a los agentes económicos, ocasionada por los cierres obligados de establecimientos, así como por la reducción en el consumo de bienes y servicios, asociada a la menor actividad de la población en general, generará situaciones importantes de apremio económico, sin que hasta la fecha exista un programa de apoyo oficial, por parte del gobierno federal, para ayudar a mitigar esta inminente problemática económica.

Si bien en algunos estados ya se han anunciado algunas medidas económicas tendientes a mitigar la premura de los empresarios, consistentes básicamente en créditos de liquidez inmediata para compensar los menores ingresos, aún no se cuenta con reglas de operación para regular el acceso a estos instrumentos de apoyo, además de que los montos lucen muy reducidos, y solo mitigarían parcialmente esta problemática.

Por otro lado, son ya muchas las voces que claman al gobierno federal a adoptar de manera inmediata una política y un plan de apoyo extraordinario a la población afectada, porque lo único que se ha anunciado, es un anticipo de un bimestre en el pago de las pensiones federales a adultos mayores, quienes recibirían el equivalente a cuatro meses de pensión en un solo pago, además de reiterar que la Banca Nacional estará atenta a las solicitudes de créditos que les hagan llegar los empresarios.

En particular, el pasado 19 de Marzo, el Consejo Coordinador Empresarial, (CEE) Organismo Cúpula que aglutina a la mayor parte de los grandes empresarios del país, emitieron un comunicado de "Medidas urgentes para preservar el empleo y mitigar afectaciones a la economía" donde exhortan al ejecutivo federal a actuar de inmediato en apoyo a la economía nacional.

A la letra, el primer punto del comunicado solicita:

"Mantener el esfuerzo de austeridad y disciplina en el manejo de las finanzas públicas. Sin embargo, en este momento de retos inéditos, el gobierno debe abandonar el objetivo de lograr el uno por ciento del PIB de superávit primario. Los recursos liberados deben ser utilizados para los apoyos a la reactivación de la economía. Y si es necesario, tomar deuda de una forma responsable."

La lectura de este enunciado, sin lugar a dudas, revela que el CCE piensa que el superávit primario es un "ahorro" que está generando el sector público federal, ya que incluso señala que los recursos "liberados" deben ser utilizados para reactivar la economía, y si es necesario, tomar deuda en forma responsable.

El término superávit, si bien es un excedente de ingresos (una vez pagado el "gasto") en el caso que nos ocupa, no se trata de un superávit después de pagar todo el gasto presupuestal, sino el gasto primario, el cual no incluye el servicio de la deuda pública, es decir, los intereses.

El mensaje que manda el hecho de que las finanzas públicas operen con superávit "primario" es que parte de los intereses, se pagan con ingresos propios y no con más deuda, aún y cuando solo sea una parte, lo cual los mercados y las calificadoras lo perciben como bueno.

Si consideramos que para 2020, el servicio de la deuda pública federal es del orden de los $732.9 miles de millones de pesos, tenemos entonces que el superávit primario, el cual no es de uno por ciento del PIB para 2020 sino de 0.7 por ciento, y que representa unos $186 mil millones de pesos, solo alcanza para pagar el 25 por ciento de los intereses, razón por la cual el sector público debe colocar más deuda por unos $546 mil millones de pesos, para financiar su déficit presupuestal.

Si la propuesta es que no haya superávit primario, esto no "libera" ingresos, y si se propone utilizar un monto equivalente de recursos para gastarlos, reactivando la economía, necesariamente se tendría más gasto, más déficit y habría necesidad de contratar más deuda, y no "si es necesario", por supuesto que sería necesario.

Finalmente, como lo escribí en una nota anterior, el superávit primario de 2019, por $245 mil millones de pesos, (uno por ciento del PIB) no existe, es espurio, ya que es producto de contabilizar como "ingreso propio" el dinero tomado del Fondo de Estabilización, así como los $97.3 miles de millones de pesos transferidos de manera extraordinaria a Pemex, es decir, es producto de cuentas "alegres".

Es decir, no existe ningún "ahorro" que pueda ser gastado para mitigar la crisis.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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