Monterrey

Luz Araceli González: Más allá del Covid-19

La defensa de los derechos humanos y el derecho a un medio ambiente limpio reclaman atención inmediata y compromiso de todos.

Ya suman más de cuatro meses de un confinamiento inédito en la historia de nuestro país causado por el Covid-19. No hay registros históricos que den cuenta de una pandemia de naturaleza y alcances similares. Nos enfrentamos a una situación de alcance global cuyas consecuencias en todos los ámbitos aún no terminan de calcularse, en tanto que los pronósticos apuntan a que aún faltan varios meses para superarla.

Siendo un fenómeno global la evaluación de los efectos y riesgos se hace aún más compleja, así mismo los mecanismos de respuesta y contención han sido muy disímbolos alrededor del mundo. Hemos sido testigos de respuestas más efectivas que lograron contener la pandemia lo que permitió la reactivación de diversos sectores. La revista Time recientemente publicó una lista de los 11 países que mejor han hecho frente a la crisis del Covid-19. Alemania, Corea del Sur, Singapur, Australia, Canadá, entre otros figuran en ella, mención especial merece Nueva Zelanda que ha erradicado el virus, por más increíble que pueda parecer, y ha concluido la pandemia con poco más de mil 500 infectados y 22 muertos como saldo final. Por otra parte, están aquellos países cuyas respuestas han sido las menos eficientes como lo fue Italia en su momento y más tarde Estados Unidos, Brasil, e incluso México donde los números de muertos e infectados continúan al alza.

Nuestro país suma en esta semana más de 408 mil casos de infectados, más de 45 mil 360 defunciones y se mantienen activos más de 29 mil 600 pacientes. Además, México ya se cuenta dentro de los países con las mayores tazas de letalidad sólo superado por Reino Unido e Italia.

Explicaciones y justificaciones para estas cifras abundan. Van desde las que le adjudican toda la responsabilidad al gobierno federal, a los gobiernos estatales, y hasta quienes sostienen que la ineficiente respuesta a la pandemia es responsabilidad de una sola persona: El Secretario de Salud Federal. Lo cierto es que la responsabilidad es de todos y todos ya estamos y lo seguiremos haciendo, pagando las consecuencias de tantas ineficiencias en las políticas implementadas para la contención, los discursos demagógicos, y sobre todo la falta de un timonel que marcara el rumbo con precisión.

La crisis económica, la recesión, la devaluación aunada a la inflación, la quiebra de empresas micro y pequeñas, la pérdida de empleos, el IMSS reporta cerca de un millón de bajas en el primer semestre del año, son sólo algunas de las manifestaciones de la crisis que apenas empieza.

Mucho ya se ha escrito en relación a estos rubros, sin embargo, hemos de voltear nuestra atención a otra serie de efectos devastadores de la pandemia. La sistemática violación de los derechos humanos que, si bien ya se venía dando, la pandemia ha exacerbado.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos enlista principios sociales, individuales, económicos, culturales y civiles sobre la libertad, la igualdad y la dignidad humana. La declaración contempla 30 artículos de los que podemos rescatar: derecho a la vida, la libertad, la seguridad, la protección contra tratos crueles e inhumanos, protección contra la discriminación, libertad de reunión, asociación, libre circulación, derecho al trabajo y protección contra el desempleo y el derecho a la educación además dentro de los derechos humanos de tercera generación se incorpora, entre otros, el derecho a un medio ambiente limpio.

A causa del Covid-19 no sólo hemos visto limitados y vulnerados nuestros derechos fundamentales, sino además estamos siendo corresponsables de la violación al derecho de contar con un medio ambiental limpio. Con el consumo exponencial de tapabocas, guantes, contenedores plásticos de anti bacteriales y otros desinfectantes, recipientes desechables para alimentos para llevar y de entrega en casa, así como el aumento en el consumo de agua para mantener limpias no solo las manos sino los espacios, estamos todos contribuyendo en el deterioro del medio ambiente y sus efectos amenazan con ser aún más devastador que la pandemia actual. Más allá del Covid-19, la defensa de los derechos humanos y el derecho a un medio ambiente limpio reclaman atención inmediata y compromiso de todos.

La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad única de quien la firma y no hay que hacer que la postura editorial de El Financiero.

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