Monterrey

Luis Treviño: La Princesa de los Callos en las Manos

La importancia de identificar cambios en los mercados.

Era uno de esos glamurosos eventos de moda, de los que se hacen para lanzar la nueva línea de vestimenta de temporada. Esos que se llevan a cabo en lugares sofisticados, donde se observan modelos caminando por las pasarelas al ritmo de música electrónica seleccionada por el DJ; donde meseros transportan la más novedosa variedad de mixología, fotógrafos captan el momento y las "influencers", vestidas de gala, toman sus interminables imágenes para subirlas a las redes sociales.

Todo parecía una noche normal, hasta que nos acercamos a platicar con una de las "influencers". Ella cumplía con el papel acorde a al evento; estaba elegantemente vestida, con los accesorios acorde a la ocasión. Lucía impecablemente arreglada, con un peinado que asumo fue realizado en un salón de belleza y oliendo a una fragancia seguramente de Dior o Chanel. Pero de pronto surgió una imagen que no me cuadraba; como una nota que desentonaba a la glamurosa ocasión.

Eran sus manos. Estaban invadidas por ampollas y callos; totalmente descarapeladas, raspadas, inflamadas; MUCHO muy inflamadas. Nivel Shrek. Parecían guantes de béisbol. Ella las mostraba con orgullo a un grupo que veíamos con asombro el semejante espectáculo.

Al preguntarle por qué las tenía así, ella explicó algo que me sorprendió. Resulta que estaba remodelando su casa y le dio por reparar por su cuenta algunos de sus muebles; usando clavos, martillos, enroscando tornillos y también componiendo y restaurando el piso de su regadera. Bueno, como lo contaba, no me extrañaría que hasta un taladro habría utilizado. Vaya situación. Una sofisticada y elegante "influencer" haciendo trabajos de construcción.

¿Cómo es que ahora existan esas "aberraciones en el sistema" donde una mujer de ese perfil ahora realiza labores que por tantas generaciones han sido cabalmente designadas a los "macho men"? .

Aunque para muchos esto parezca ficción, al parecer no lo es. El rol de la mujer está cambiando. El estereotipo del "sexo débil" comienza a desvanecerse en el momento que las mujeres en México cuentan cada vez con mayor educación universitaria o que simplemente les surge el interés por superarse y mejorar sus condiciones de vida. Existe una transición que les ha abierto los ojos y que ahora, con ese empoderamiento, comienzan a romperse las cadenas de los límites de hasta donde pueden llegar.

Esta historia cobraría más relevancia al platicar con Pepe Rodríguez, Director General de Home Depot en México, la empresa de materiales de construcción y mejoramiento del hogar con base en Monterrey. Si bien, comenzaron sus operaciones en este país buscando satisfacer la demanda de la construcción, con el tiempo, han percibido que la mujer como compradora ha acaparado terreno en varios de sus mercados.

Como ejemplo, me comentó que la visita de este género a su sitio web ha crecido hasta un 12 por ciento. Lo mismo sucede dentro de sus sucursales, en departamentos como plomería, ferretería y artículos para jardín.

Home Depot, por su parte, ha elaborado distintas acciones para adaptarse a esta evolución. Incrementaron su oferta para decorar el hogar y han incluido en el Internet secciones como "el club de la jardinería". Incluso cuentan con capacitaciones para mujeres donde, aunque usted no lo crea, les enseñan a instalar un inodoro sin necesidad de que lo haga un "macho men". ¿Qué tal? .

Además, dentro de su empresa, ahora cuentan con mujeres al frente de puestos que antes eran dominados por hombres; como los departamentos de ferretería y de materiales (cemento, tabla roca, varilla, etc.).

Home Depot nos enseña la importancia de identificar cómo un segmento de mercado puede surgir o cambiar a través del tiempo ya que, las condiciones que nos presenta el mundo actual constantemente evolucionan.

Las empresas deben ser muy sensibles a este tipo de cambios en el mercado y ser capaces de adaptarse para evitar tropiezos. Estas modificaciones abrirán paso a nuevas oportunidades y nuevas historias que en el presente no imaginamos; incluyendo también a los cuentos de hadas, que ahora podrán terminar diciendo: "y colorín colorado, por una mujer, este inodoro se ha cambiado".

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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