Monterrey

Lecturas y lectores – FIL Mty 2017

OPINIÓN. No me gusta que un jugador de Tigres tenga más audiencia que José Woldenberg o María Marván en una feria de libros. Me faltaron mis libros autografiados y encuentros afortunados con artistas de letras y ensayos deambulado entre la multitud, añoré la angustia de seguir gastando en otro y otro y otro título.

Si mal no recuerdo es Sara Sefchovich, en La suerte de la consorte, quien da cuenta de movilizaciones sociales de rechazo durante el virreinato de quienes se oponían al invento endemoniado que inoculaba una sustancia en el cuerpo y alteraba los designios divinos: las vacunas.

En El cuaderno dorado, Doris Lessing habla de la desafección política así: "Porque lo más doloroso de aquella época es que nada resultaba desastroso. Todo era erróneo, siniestro y desgraciado, y estaba teñido de cinismo; pero nada era trágico, no ocurría nada que pudiera motivar el cambio de algo o de alguien."

Kazuo Ishiguro nos enamora en su novela Un artista del mundo flotante, cuando asegura que lo mejor en la vida se vive una noche y desaparece con el día. Y en la misma línea Orhan Pamuk, inicia su novela El Museo de la Inocencia sabiendo que "en cuanto señalemos el momento más feliz hará mucho que este habrá quedado en el pasado, que no volverá nunca más y que, precisamente por eso, nos producirá dolor".

Los diccionarios de verbos, sinónimos y antónimos fueron juegos de mesa en casa, ampliaron el espectro para ganar el Basta. Y la narración del momento medieval en que se bifurcan los federalismos de Britania y Europa, en palabras de Wiston Churchill, así como del Deshuesado, hijo menor de Ragnar Lothbrok cuando gobierna el norte de la isla, crea un orden y un linaje que pervive en toda cosmogonía británica.

Todo esto lo encontré desde 1989 en la FIL Mty. Pero hoy ya no hay pasillos atiborrados de personas descubriendo tesoros personales, casi a cualquier hora; ni literatura para todas las edades y gustos, ponentes de altos vuelos, filas interminables o récords anuales.

No me gusta que los pasillos se hayan ensanchado, que las comidas y los talleres le ganen el espacio a los libros, que los precios sean más altos que en las librerías locales. No me gusta que un jugador de Tigres tenga más audiencia que José Woldenberg o María Marván en una feria de libros. Me faltaron mis libros autografiados y encuentros afortunados con artistas de letras y ensayos deambulado entre la multitud, añoré la angustia de seguir gastando en otro y otro y otro título.

La FIL Mty es diferente a la de Guadalajara en su planteamiento. El formato original fue muy exitoso, ojalá el ITESM rencuentre el camino para regresar a lo literario. Es la misma desazón cuando se dio el cambio de Opus 102.1 a Radio Libertad.

La autora es Consejera Electoral en el estado de Nuevo León y promotora del cambio cultura a través de la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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