Monterrey

La salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea y el libre comercio mundial

OPINIÓN. Si como vemos, el proceso de separación será lento, hay suficiente tiempo para analizar los posibles impactos económicos negativos que habría que neutralizar mediante la suscripción de acuerdos comerciales bilaterales.

Mucho se ha especulado y se ha escrito sobre los posibles impactos económicos derivados de la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, sin embargo, poco o nada se ha escrito sobre los mecanismos institucionales que tienen los gobiernos para mitigar o eliminar estos impactos económicos negativos.

En un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, la idea de que un país, o un grupo de países, eliminen o restrinjan su comercio internacional con el mundo, es simplemente absurda e inviable, y ciertamente NO va a ocurrir.

Si los países que integran la Gran Bretaña (Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra) ya no van a formar parte de la Unión Europea, y por ende ya no gozarán de los beneficios que la propia Unión Europea otorga a sus Países miembros, como lo es el libre flujo de bienes y servicios y de personas, a lo que va a conducir esta separación es a que la Gran Bretaña tenga que firmar acuerdos comerciales o migratorios particulares para seguir disfrutando de estas facilidades comerciales.

En el caso del comercio con México, ya se especula que empresas como Mexichem, con plantas productivas en el Reino Unido, podría verse afectada con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, sin embargo, la firma de un acuerdo comercial entre México y la Gran Bretaña, regresaría a la normalidad todo el comercio entre estos Países, que por cierto, es mínimo, ya que no alcanza ni el uno por ciento de los bienes y servicios comerciados por México con el exterior.

Actualmente México tiene 12 tratados comerciales con 46 Países, por lo que uno más no implicaría ningún problema ni contratiempo, más cuando se habla que el proceso de salida de la Gran Bretaña puede durar hasta dos años en concluirse.

Por otro lado, dada la dividida votación que registró el referéndum que determinó esta salida, ya que en Escocia e Irlanda del Norte votaron mayoritariamente por permanecer en la Unión Europea, no se descarta incluso una segunda vuelta.

Por el lado financiero, hay que recordar que la Gran Bretaña no entró a la moneda única de Europa, el Euro, ya que conservaron su Libra Esterlina, lo que los ha mantenido fuera de los efectos de la política monetaria del Banco Europeo, sin que esto le haya significado al Reino Unido contratiempo alguno. Más aún, el "rescate" Griego no les costó una sola Libra Esterlina.

Si como vemos, el proceso de separación será lento, hay suficiente tiempo para analizar los posibles impactos económicos negativos que habría que neutralizar mediante la suscripción de acuerdos comerciales bilaterales, así como las medidas que habrían de instrumentarse para que la eventual separación no afecte ni a la producción ni al comercio mundial, así como al turismo.

Finalmente, pero no menos importante, está el tema migratorio, que quizás sea el que más importancia relativa tuvo entre la población que votó por la separación, ya que los actos terroristas perpetrados por población de ascendencia Musulmana han conmocionado fuertemente al mundo, y con esta separación, la Gran Bretaña tendría más defensa contra el ingreso de población musulmana que ya ha conseguido la nacionalidad en algún País de la Unión Europea.

Otro corolario es que el ajuste al gasto que anunció nuestro Secretario de Hacienda, tendrá que ver con todo, menos con el "Brexit".

* El autor es especialista en estudios económicos y de fi- nanzas públicas. Actualmente ocupa el cargo de Socio Economía en Pérez Góngora y Asociados.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: