Monterrey

La reforma fiscal de EU y la economía mexicana

OPINIÓN. De acuerdo a los funcionarios federales del gobierno norteamericano, la miscelánea fiscal promovida por el Presidente Trump posee tres ejes base: la creación de empleos, el crecimiento económico, y el apoyo a las familias de bajo y medio nivel de ingresos que la economía dejó atrás.

En esta última columna de 2017, el tema que seleccioné reflexionar y compartir en el cierre de año con usted, corresponde a los efectos indirectos sobre la economía mexicana de la reciente reforma fiscal promovida por el presidente norteamericano Donald Trump.

Para nadie es debatible la fuerte interconexión que existe entre la economía mexicana y la norteamericana. El proceso de integración entre ambas economías es el resultado de su posición geográfica dominada por una de las más largas frontera compartida entre dos países, la interdependencia entre los mercados domésticos que habitan en ambos lados de dicha frontera, los procesos de migración laboral ocurridos desde hace décadas, la movilidad del capital e inversión entre ambos países, y finalmente acentuado por la dinámica comercial promovida en 1986 por la entrada de México al GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) e impulsada a través de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica en 1994.

De acuerdo a los funcionarios federales del gobierno norteamericano, la miscelánea fiscal promovida por el Presidente Trump posee tres ejes base: la creación de empleos, el crecimiento económico, y el apoyo a las familias de bajo y medio nivel de ingresos que la economía dejó atrás.

Este efecto se lograría usando como eje motor la reducción en los impuestos pagados por las personas morales (empresas) al disminuir su tasa marginal impositiva del 35 al 15 por ciento, así como medidas complementarias como la eliminación de impuestos por ganancias en el extranjero, la derogación del impuesto sobre herencias, y la eliminación del impuesto de estado y el impuesto mínimo alternativo. Claramente todas estas medidas beneficiarían a los estratos de mayor ingreso de la economía estadounidense.

Además, de lo anterior, esta paquete de reformas pretende simplificar el código fiscal estadounidense a partir de menores niveles de bandas (brackets) de ingreso para el pago de impuestos al reducir este número de 7 que actualmente existen, a sólo 3 niveles. La lógica de estas medidas se basa en la teoría económica propuesta por Arthur Laffer, quien conjeturó la existencia de una curva recaudatoria con efectos crecientes iniciales y decrecientes posteriores en el tamaño de la tasa impositiva, producto de los incentivos negativos que generan altas tasas impositivas en forma de evasión fiscal, desempleo voluntario, y baja inversión. En otras palabras, la reducción de 20 por ciento en la tasa de impuestos corporativos pretende explotar esta conjetura, reactivando la economía norteamericana a través del incremento en la productividad, sin necesariamente sacrificar recaudación fiscal.

En las redes sociales académicas se debatió ampliamente el efecto que tendría la reducción de estas tasas impositivas en las ganancias de capital sobre los salarios de los trabajadores norteamericanos, y los resultados resultan sorprendentes, aún para los expertos académicos. En su conocido blog, Greg Mankiw (Harvard University) presenta los resultados de los efectos de una reducción en la tasa impositiva sobre capital, y posterior a la contribución de otros economistas como John Cochrane y Casey Mulligan (ambos de la Universidad of Chicago) y la refinación del argumento inicial de Jason Furman (también de Harvard) todos llegan a una conclusión sólida: en condiciones de competitividad en los factores productivos (supuesto estándar en los modelos de crecimiento económico) la reducción en la tasa impositiva corporativa incrementa los salarios más que proporcionalmente incrementa las rentas del capital.

En otras palabras, por ejemplo, una reducción impositiva que genere un aumento de $1 US en las ganancias de capital, generaría un incremento en los salarios del mercado norteamericano de entre $1.5 y $2.0 si se consideran ámbitos de corto plazo o largo plazo respectivamente ¿Cómo afectan en particular estos cambios a la economía mexicana? Si bien la reducción en la tasa de impuestos incrementa la rentabilidad del capital norteamericano, el incremento en el salario de su mercado interno (que representa aproximadamente 30 por ciento de su contenido productivo nacional) potencialmente desplazaría empresas con demanda por mano de obra hacia nuestro país, cuyos salarios serían naturalmente más atractivos.

Esta mayor demanda por mano de obra mexicana podría incrementar el empleo y los salarios locales, aumentando la inversión efectiva y la productividad de nuestro aparato productivo. En otras palabras, cerramos el año con una pequeña nota positiva, en medio de la enorme incertidumbre que nos espera. Independientemente de todo: ¡Éxito en este nuevo año 2018!

El autor es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. También es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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