Monterrey

Jorge O. Moreno: Zona Metropolitana de Monterrey

Los retos de ser demasiado grande.

Los recientes datos del Censo 2020 que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI) durante el año pasado revelan con datos concretos un resultado esperado: Monterrey ya no es una pequeña ciudad de provincia en México (como se referían a ella, aún hace todavía pocos años, desde la capital del país), sino una gran metrópoli; la segunda zona urbana más grande de la nación después de la propia capital, para ser precisos.

De acuerdo con los criterios de urbanización y desarrollo regional del propio INEGI, en 2020 la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) está integrada por 18 municipios, incluyendo aquél de quien hereda su nombre. En adelante, habremos de referirnos a Apodaca, Benito Juárez, García, Guadalupe, Monterrey, General Escobedo, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina, San Pedro Garza García, Cadereyta Jiménez, Santiago, y Salinas Victoria como los municipios que conforman la gran zona urbana, posterior a la integración de estos tres últimos en 2010. En breve, los datos del Censo 2020 muestran a la ZMM como la segunda área metropolitana más poblada en México con 5,341,171 habitantes, y la segunda con mayor extensión territorial después de la Ciudad de México.

¿Qué significa lo anterior desde una perspectiva de desarrollo económico, en particular si consideramos como fundamento de este último el bienestar de sus ciudadanos? En pocas palabras, y sobre lo que versa esta columna, que los retos que enfrenta la ZMM a partir de ahora serán enormes, y particularmente en el contexto actual de pandemia e incertidumbre que vivimos a nivel mundial. En este caso, para abrir los temas de interés en el ámbito local, hablemos de tres de estos retos en la provisión de servicios públicos para sus ciudadanos: la salud, educación, y como un punto que habremos de discutir en próximas entregas con mayor detalle, la movilidad.

Si duda, el primer gran reto que la ZMM habrá de enfrentar en adelante se refiere a la provisión efectiva de servicios de salud a sus habitantes. La actual pandemia sanitaria ha sido una prueba de estrés para la capacidad del sistema de salud local en términos de su habilidad para coordinarse, reaccionar y proveer atención a los afectados por la enfermedad COVID-19, de la mano de continuar atendiendo servicios en las otras enfermedades que siguen ocurriendo en la población. La capacidad para coordinar un plan de contingencia independiente, proactivo, y los ensayos en la aplicación de vacunas masivas usando como práctica la vacuna de la influenza estacional, muestran que, en este ámbito, el sistema de salud ha sabido sortear esta pandemia acercándose a los indicadores más altos de alarma sin colapsar, claro, a un costo económico, financiero y social que aún es temprano para definir.

El segundo reto de la ZMM será el armonizar el crecimiento urbano a la demanda educativa en todos sus niveles. El desarrollo natural en urbanización en todas las direcciones, cada vez más distantes al centro, ha traído como consecuencia, una mayor demanda de servicios educativos desde maternal y preescolar, hasta servicios de preparatoria y universitarios. Una vez más, la actual contingencia ha forzado una migración temporal hacia un modelo educativo a distancia, cuya implementación para el caso de la ZMM tendrá que ser evaluado a la brevedad, pero cuyo éxito relativo a otros estados del país podría estar fuertemente vinculado a la alta cobertura de televisión e internet que esta zona posee. Esta capacidad de brindar educación a distancia, si bien es un sustituto imperfecto al modelo presencial tradicional y para el cual no ha habido una preparación plena para implementarse, representarán la diferencia entre tener éxito (o no) para abatir el rezago educativo en el corto plazo en caso de continuar el muy probable confinamiento de todos los estudiantes.

Finalmente, el tercer gran reto de la nueva gran metrópoli es la solución al problema de movilidad, una deuda histórica que no termina por solucionarse pese a la implementación de políticas como la Ecovía y la ampliación del Metro. Este gran tema de la agenda ciudadana, que abarca la planeación y gestión de vías de transporte, así como la provisión de servicios públicos de calidad en el transporte en todas sus modalidades, será como lo he planteado en otras columnas, uno de los temas que deberán estar presentes en las propuestas de trabajo de los candidatos a gobernador. Sin duda, este tema es uno que desafía aún a los expertos urbanistas, pues como lo muestran los resultados de la encuesta "Así Vamos 2019", los ciudadanos no eligen una vivienda en función a la distancia a su trabajo, el acceso a servicios educativos o a servicios de salud, sino por razones personales o preferencias para vivir en zonas tranquilas y seguras, aunque esto represente trayectos de traslado largos o que requieran mucho tiempo para llegar de su origen a su destino.

En próximas fechas habrán de salir a publicación una serie de investigaciones académicas que he tenido la oportunidad de realizar con colegas y estudiantes del Doctorado en Ciencias Económicas de la UANL sobre estos tres grandes temas, y en particular un libro de corte académico de mi autoría que se encuentra en su etapa de impresión en dónde profundizo sobre el costo de transporte y la movilidad en la zona urbana de Monterrey. Sin duda, la agenda de trabajo en las próximas colaboraciones de esta columna será del interés de todo ciudadano de a pie para entender mejor los retos de la agenda pública de nuestro entorno local, contribuyendo con análisis desde de la ciencia económica al servicio de nuestra comunidad.

Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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