Monterrey

Jorge O. Moreno: “Mercado” vs. “Estado” y la vacuna Covid 19, una falsa dualidad fuera de contexto

¿Cómo administrar las vacunas por Covid-19 en México?.

En una famosa entrevista con la periodista Cathy Newman, Jordan Peterson (psicólogo académico canadiense) señaló que, cuando uno defiende la libertad de expresión y presenta un argumento en un debate, se debe estar abierto a la posibilidad de ofender o ser ofendido cuando se busca establecer un punto de vista y contrastar opiniones, y que esta apertura es necesaria en una sociedad libre, educada y desarrollada.

Aprovechando la libertad editorial que he tenido desde mi inicio en este proyecto periodístico, ésta es una de esas columnas que no pretende quedar bien u ofender a nadie, pero que si busca establecer una opinión basada en lo posible en mi formación profesional (economista) y mi ejercicio como académico y docente. En otras palabras, esta columna es una manera distintiva y muy apropiada para concluir el año 2020 e iniciar el 2021, distinguiendo lo que dice (y no dice) la ciencia económica sobre el contexto tan complejo que vivimos en nuestro país.

En las últimas semanas he visto en prensa y leído en redes sociales un debate entre académicos, especialistas y gente educada (algunas de ellas con posgrado en las mejores universidades del mundo) con respecto a "La Solución" (si, énfasis y mayúsculas intencionales) en términos de cómo administrar las vacunas por Covid-19 en México; un debate que se centra en el eterno dilema sobre si la forma de resolver este problema debe ser a través de "El Estado" o de "El Mercado".

Adelanto en este momento la conclusión de mi columna: ese debate dualista es una verdadera pérdida de tiempo, está fuera de lugar con respecto al verdadero problema social que enfrentamos todos, y en la mayoría de los casos, los argumentos que presentan unos y otros son tan simplistas y ridículos que los alejan de la realidad que tienen al frente. Me refiero a los hechos duros, representados por los miles de contagiados y muertos (reconocidos y sin reconocer) por esta enfermedad, a la mayor polarización entre la gente que sigue tomando medidas de prevención y aquellas que piensan que "no pasa nada" y "que sea lo que tenga que ser", y a un sistema de salud al punto del colapso ante el crecimiento desmedido en el número de casos de contagiados graves, y el agotamiento (físico, mental y moral) y la pérdida de vidas irreemplazables en el personal médico, nuestra primera, única y verdadera línea de defensa ante la pandemia.

Tenemos por una parte a los promotores de "El Estado" como solución, quienes achacan a "El Mercado" una serie de imperfecciones como la búsqueda de la riqueza desmedida de parte de las farmacéuticas, o vislumbran desde ya la discriminación sistemática de este último ente en la administración de la vacuna favoreciendo a ricos sobre pobres.

Por otra parte, tenemos a los promotores de "El Mercado" que ejemplifican como éste ha sido capaz de traer prosperidad y revoluciones tecnológicas, y de cómo "El Estado" es incapaz de crear las condiciones necesarias para poder aplicar la vacuna para el Covid-19, pero que tratan a esta última como si fuera una mercancía cualquiera, como, por ejemplo, comprar un refresco en una tienda de conveniencia.

Ambas posturas extremas muestran, en sus respectivas disciplinas y argumentaciones, una enorme ignorancia o falta de seriedad, sobre el complejo problema económico, político y social que tenemos al frente. Estamos hablando de una pandemia mundial cuyo control a nivel nacional jamás se ha tenido, y cuya enfermedad principal sigue sin contar con un tratamiento efectivo, es altamente contagiosa, es mortal para un grupo extenso de la población mexicana, y la vacunación universal es, al ritmo actual, un punto lejano en el panorama mundial aún para las naciones más desarrolladas.

Para empezar ¿a qué tipo de "Estado" y a qué tipo de "Mercado" hacen referencia quienes participan en estos debates? ¿A cuáles instituciones nos debemos referir si deseamos entender este problema y, por tanto, hablar de una estrategia de solución? ¿Realmente hablamos y entendemos el contexto en el cual operan estas instituciones para la magnitud del problema que nos compete en México?

Como ha sido un tema recurrente en esta columna, el contexto importa, y el análisis de la pandemia y el tema de la vacuna de Covid-19 no pueden pensarse o argumentarse desde los lugares comunes y las referencias a libros de texto. El gobierno mexicano no es "El Estado" teórico de los libros de texto, y el mercado de la vacuna por Covid-19 es mucho más complejo que los diagramas que pintan a "El Mercado" con dos curvas entrelazadas, en un esquema de precio y cantidad en los ejes de un plano cartesiano, con un equilibrio "donde ambas se cruzan".

Si algo ha aportado la ciencia económica en materia de economía de la salud ha sido el establecer que el proceso de generación de una vacuna cualquiera está sujeta a distintas etapas muy específicas.

En particular, cualquier estudio comienza por el diseño de la investigación (con un enorme costo fijo, o de entrada), el desarrollo de los protocolos (altamente regulados por sus implicaciones de riesgo sanitario en humanos), el eventual descubrimiento de la vacuna y protección de su patente (sujeta además a problemas de información asimétrica como el riesgo moral en la intensidad de inversión y la probabilidad de descubrir la vacuna correcta), la producción de la vacuna (sujeta tradicionalmente a altos costos fijos), la distribución de la producción de "puerta a puerta" (del punto de producción del laboratorio farmacéutico, al punto de almacenamiento típicamente un lugar con muchos mecanismos de protección sanitaria), los canales de logística en la distribución local de la vacuna, la comercialización a minoristas (como farmacias y hospitales, públicos y privados), y la aplicación final de la vacuna por parte de equipos de salud especializados para este fin.

Cada uno de estos distintos "mercados específicos" están sujetos a distintas economías de escala y alcance, que, si bien en condiciones normales son importantes de considerar, en los momentos críticos de una pandemia con un fuerte componente de externalidades sociales por contagio son imposibles de ignorar.

Pensar que todo este complejo proceso se reduce a "Un Mercado" ineficiente y lleno de imperfecciones y que "El Estado" es capaz de resolver todo este proceso complejo por sí solo, es para el caso mexicano una postura tan absurda como plantear que "El Mercado" es capaz de resolver de manera óptima "mano-invisiblesca" todos y cada uno de estos mercados individuales pero altamente correlacionados, y que cada uno de éstos no tiene la necesidad de "Un Estado" que, por ejemplo, proteja los derechos de propiedad y garantice la seguridad los canales de distribución para evitar motines o actos de mayor envergadura, como un ataque terrorista de quienes buscan adquirir el medicamento para luego venderlo en el mercado negro ante la enorme demanda por al mismo.

El tema de la pandemia por COVID-19 es un problema complejo, que no se puede resolver con debates al nivel de libros de texto "pro-mercado" o "pro-estado", que requiere de mucho mayor nivel de diálogo, y ya no digamos la capacidad de entendimiento de la intrínseca complejidad del mismo entre distintas disciplinas sociales. En otras palabras, este debate es uno que pone su atención más en sustentar una ideología desde la comodidad de los respectivos lugares comunes que en construir ideas útiles para la elaboración de una política pública efectiva.

En general cualquier gobierno no es "El Estado" pro-bienestar, maximizador de felicidad, impoluto y todo-poderoso, proveedor de bienes y servicios conceptualizado en algunos libros de texto de la teoría de política pública, como tampoco los mercados de comercialización en servicios de salud son como "Los Mercados" que operan óptima y eficientemente bajo los rígidos supuestos con los cuales se enseña economía a un estudiante de licenciatura. Todos éstos son modelos o ideales, representaciones imperfectas de la realidad, útiles para entender problemas complejos en sus formas más simples, pero no para tomar decisiones unilaterales y sin un análisis adecuado.

Lo que sí, es que en términos de productos farmacéuticos de alta necesidad como una vacuna (y más en una emergencia sanitaria y pandémica), la presencia de economías de alcance y de escala pudieran haber justificado, desde un punto de eficiencia social, el aprovechamiento de la existencia de monopolios privados naturales y ya operativos en canales de distribución para medicamentos especializados, mismos que dejaron de existir antes de la pandemia.

Así también, el contexto actual justificaría la implementación de incentivos fiscales a empresas que permitieran un mayor impulso a los procesos de investigación y desarrollo de una vacuna por parte de farmacéuticas y universidades, incentivando directamente la inversión privada. Esto, sumado a la desaparición de uno de los principales proveedores de aseguramiento en salud pública en México (Seguro Popular) y su sustitución por un proyecto incompleto (Insabi) que no garantiza la misma cobertura o acceso a los mismos servicios, fue un grave error de política pública.

De hecho, la ausencia de atención y medicamentos en enfermedades previamente atendidas y garantizadas en poblaciones vulnerables, como cáncer y HIV, así como la pobre calidad o escaso apoyo al sector médico de primera línea, son medidas injustificables bajo cualquier óptica y ha empeorado gravemente los resultados económicos y sociales, ya negativos, de esta administración federal.

Cerremos esta columna con la siguiente conclusión: en la construcción de una solución al problema de la pandemia y la aplicación de la vacuna, todas las instituciones son necesarias y cumplen funciones específicas, irremplazables y determinantes para su éxito. Todos los actores son necesarios, y no hay espacio para protagonismos y antagonismos. El contexto importa, e independientemente de la formación profesional, la apertura a no ser dueño de "toda" la razón es una posibilidad necesaria para construir soluciones reales, tangibles e implementables.

Si en verdad el objetivo es hacer lo correcto y lo mejor para todos, entonces esa meta debería prevalecer sobre cualquier ideología, idea o teoría de cualquier especialidad de la ciencia social; la solución será altamente compleja, pero puede ser construida paso a paso, usando y reconociendo las aportaciones de cada una de estas especialidades, en el contexto de México. ¿Cuántas vidas más son el costo que debemos pagar como sociedad para reconocer que al final no existe una solución única para todos los problemas, y en realidad, ésta viene y está en todos y cada uno de nosotros en forma de pequeñas decisiones? Lo micro determina lo macro, esa es la enseñanza que nos dejó el año pasado y un virus que, de manera invisible, transformó nuestra realidad de manera sorpresiva, contundente y permanente.

A usted que tiene la atención de leer este espacio hoy, le deseo un 2021 lleno de esperanza, paz y salud, al lado de los seres que ama. Cuide su salud y proteja a sus seres queridos dentro de sus posibilidades, alcances y limitaciones. Todo lo demás se puede arreglar, un día a la vez.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: