Monterrey

Jorge O. Moreno: El PPEF2021, más de lo mismo, pero con elecciones y sin “guardaditos”

La actual administración federal y el presente sexenio será otro período perdido de crecimiento y prosperidad perdida en la economía mexicana, sin oportunidades de recuperación en los próximos años.

El gran tema de análisis y discusión en los medios económicos y financieros en esta semana correspondió al "Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación" (PPEF) para el próximo año 2021. Si bien el cierre del año 2020 está todavía distante, los retos y problemas del país en términos de la pandemia y la gran crisis económica siguen acechando día a día a los ciudadanos comunes, lo mismo con diferentes versiones de los trágicos resultados del manejo del sistema de salud (con cifras oficiales y estimadas sobre el número de víctimas cada día más distantes, pero todas crecientes) que con el incremento observado en la inflación, la confirmada histórica caída en los indicadores de producción, y la débil creación de empleos registrada en el último registro de los datos oficiales y las encuestas de empleo.

Es por eso que durante las pasadas semanas la mirada de académicos, especialistas e inversionistas estuvo concentrada en "interpretar las señales" que el gobierno federal, a través de su Secretaria de Hacienda, podría emitir sobre los posibles cambios en las prioridades del gasto público de la administración para el próximo año, particularmente considerando los enormes retos que México enfrenta en lo económico y en lo social. El resultado de dicha propuesta presupuestal es básicamente repetir la "receta" de asignación de este año, pero con dos agraviantes como son el presupuesto necesario para el desarrollo de elecciones estatales y federales, y el agotamiento y la falta de recursos extraordinarios que permitan "suavizar" el duro golpe de la caída en los ingresos federales el próximo año.

En primer lugar, cuando se compara con respecto al presente año, el mayor aumento lo registrará la Secretaría de Turismo, con 641.5 por ciento debido a los recursos destinados para el Tren Maya. Otro aumento importante es el propuesto en la Secretaría de la Defensa Nacional, que tendrá un alza de 17.5 por ciento, en parte por el nuevo aeropuerto de Santa Lucía.

Por otra parte, el análisis de los distintos rubros asignados para el gasto federal muestra que el espacio de maniobra para realizar la tan necesaria inversión en el sector salud así como las adecuaciones tecnológicas en educación es básicamente nulo, una vez que se consideran todos los compromisos ya adquiridos por el gobierno en términos de administración de la deuda, pago a organismos autónomos, las inversiones en los proyectos insignia que continúan desarrollándose pese a múltiples omisiones legales, y los programas sociales prioritarios del gobierno actual.

Al respecto, un reporte reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) ubicó en "focos amarillos y rojos" a 11 de los 17 programas sociales prioritarios del presidente Andrés Manuel López Obrador debido a la falta de claridad en el problema público que se desea atender, ausencia de metas y deficiencia en resultados observados. Específicamente, en términos del problema público que desean atender, el semáforo ubica en color amarillo a programas que identifican parcialmente dicho problema, o en color rojo si no lo identifican; por otra parte, en términos del enfoque de resultados, el semáforo ubica a un programa en amarillo si el reporte es deficiente y debe mejorar, o rojo si no cuenta con este enfoque. Entre los programas con color amarillo y rojo en el semáforo se encuentran "Sembrando Vida", "Fertilizantes", "Universidades para el Bienestar Benito Juárez García", la "Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente", "Jóvenes Construyendo el Futuro" y "Microcréditos para el Bienestar", todos prioritarios en la agenda gubernamental, y algunos de ellos ya promovidos a nivel constitucional, sin siquiera contar con un diseño o evaluación reconocido por el propio CONEVAL como válidos.

Por otra parte, en una conversación trascendida entre el Secretario de Hacienda y diputados del partido Morena días antes de la entrega del PPEF, el primero enfatizó lo profundo de la crisis económica actual, caracterizándola como la más severa desde 1935, y la ausencia de nuevos recursos adicionales en forma de ingresos extraordinarios (coloquialmente referidos en los medios como "guardaditos") para poder hacer frente a los retos y obligaciones del gobierno durante el próximo año.

Finalmente, un tema también criticado en este proyecto de presupuesto corresponde a las expectativas de desempeño económico empleadas para el cálculo de los distintos rubros, pues utilizan un criterio de crecimiento del 4.6 por ciento durante el próximo año, número muy por encima de las expectativas de expertos y del propio Banco de México; sin embargo, en palabras del propio secretario, este valor debe ser considerado como una estimación responsable y es condicional a la reactivación económica debido a la disponibilidad de la vacuna del Covid-19.

Todo parece indicar que a pesar del camino y los años que faltan para concluir la actual administración federal, el presente sexenio será otro período perdido de crecimiento y prosperidad perdida en la economía mexicana, sin oportunidades de recuperación en los próximos años. Lo anterior es agravado por lo distante que se ve comenzar una reactivación plena de la economía debido al mal manejo de la pandemia y la falta de contrapesos institucionales que garanticen propuestas alternativas en el uso de los recursos públicos. Y, como si la incertidumbre y enrarecimiento en el país no fuera suficiente, el próximo año es uno electoral. ¿Estamos preparados para que se columpie otro elefante en esta delicada tela de araña que es nuestra debilitada estabilidad social?

El autor es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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