Monterrey

Hiram Peón Lara: Nueva vida, nuevo rumbo

Salgamos de este encierro con nuevos planes, reconstruidos como personas, con un plan para vivir distinto y posible.

Tengo poco más de dos meses de cuarentena voluntaria, nueve semanas entre marzo y abril.

En términos sociales, acordamos en la familia, no volver a hablar de la pandemia.

Sabemos cuales son los protocolos de higiene y protección que debemos de seguir y simplemente nos hemos enfocado en cumplirlos.

Hemos renunciado a seguir discutiendo si el presidente López Obrador está cumpliendo con proteger a México o no. Tampoco nos interesan todas las teorías conspiratorias que circulan por el internet, o si los chinos le ganaron la tercera guerra mundial a Trump. Tampoco creemos que sirve de algo tomar nota de cuáles carteles de la droga y en cuáles estados están repartiendo despensas.

Lo que si encuentro interesante es repasar las actividades y rutinas que son muy recomendables para la salud mental y emocional de todos.

Primero que todo volver a armonizar nuestras rutinas de trabajo, descanso y sueño, buscando levantarse lo más temprano posible y mantener impecable nuestro hábitat.

Abandonar la idea de pasar el día en pijamas y en su lugar vestir ropa limpia, fresca, para pasar el día.

Recuerdo que el gobernador Alfonso Martínez Domínguez, trabajaba hasta las doce de la noche pero tomaba una siesta después de comer y se cambiaba de ropa, usando ropa limpia y fresca, para reiniciar sus actividades en la tarde.

Elaborar un programa de actividades para el día, separando dos momentos: uno para relajarse escuchando un poco de música, y otro momento para escribir todo lo que quiere hacer una vez que esta reclusión termine.

Para lo que quiere hacer, aproveche para actualizar su red de contactos. Redacte nuevas iniciativas y enriquézcalas con investigaciones, ahora que tiene tiempo, y datos que vuelvan convincentes sus propuestas.

Deje de escuchar los noticiarios o los telediarios, se dará cuenta que no se pierde de nada, pues al día siguiente dirán lo mismo, con distintas palabras. Se dará cuenta también que todo lo que venden es desesperanza y angustia. No necesitamos seguir escuchando lo mismo.

Tratemos de vivir de manera impecable: libres del pasado y del futuro. No tenemos que cumplir las expectativas de nadie, solo las nuestras.

En lugar de vivir hacia afuera, viendo lo que hacen los demás, tratemos de vivir hacia adentro de nosotros mismos. Pruebe leer algún libro que le aporte una nueva visión de la vida. Viajar es lindo, pero leer acerca de otros lugares y culturas, lo es más.

Una muy querida amiga, Marcela A., que en paz descanse, viajaba cada año a lugares maravillosos y nos traía historias increíbles de culturas y costumbres distintas a las nuestras, pero sabe que, ella se preparaba dos meses leyendo sobre el lugar que iba a visitar para conocerlo antes y disfrutarlo doblemente después.

Hagamos eso, elijamos un lugar que quisiéramos visitar e investiguemos, tenemos tiempo, sobre el lugar, la gente, su arquitectura, sus costumbres, sus dificultades y oportunidades. Y borremos de la mente la idea de que ese lugar tiene que estar del otro lado del mundo. Bien puede ser la ciudad de Mazatlán y su malecón, sus canciones y sus cantores.

Salgamos de este encierro con nuevos planes, reconstruidos como personas, con un plan de vida distinto y posible.

Encontremos la manera de lograr que la vida valga la pena vivirla intensamente.

Solo tenemos esta vida y solamente contamos con un eterno presente que nunca termina, así que solo tenemos este momento para vivirlo. Hagamos que lo valga.

No perdamos la esperanza, hasta la próxima.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.

Opine usted: hirampeon@gmail.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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