Monterrey

Cesáreo Gámez: Doble amenaza

Golpes a la economía mexicana serán inevitables por la propagación del coronavirus, cuando ya indicadores diversos mostraban debilidad.

La situación actual de la economía mexicana enfrenta una doble amenaza. Por un lado, los últimos indicadores de actividad siguen mostrando señales negativas. Además, la evolución de la pandemia del coronavirus en las últimas semanas ha empeorado drásticamente las perspectivas para el corto y mediano plazo.

La producción industrial registró una tasa negativa de 1.6 por ciento en enero de 2020, siendo el primer indicador de actividad disponible para el presente año. La caída más fuerte se registró en la industria de la construcción, con una reducción de 8.6 por ciento en el primer mes del año en curso.

Otros sectores industriales con cifras negativas en enero fueron la fabricación de insumos textiles y la fabricación de maquinaria y equipo, que registraron tasas negativas de 16.3 y 12.8 por ciento, respectivamente.

Por otro lado, la inversión fija bruta registró una disminución de 3.0 por ciento en diciembre de 2019, con lo que acumuló una caída en el año de 4.9 puntos porcentuales en el año. La contracción más fuerte se registró en la inversión en maquinaria y equipo nacional, que se redujo en 10.8 por ciento durante el año pasado.

Como es de esperarse, la caída en la inversión se reflejó en la productividad de los factores. El Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE) disminuyó 2.4 por ciento en el último trimestre del año pasado.

La caída más fuerte del IGPLE se registró en las actividades terciarias, que incluyen el comercio, las comunicaciones, los restaurantes y hoteles y los servicios en general. La productividad del sector terciario registró una tasa negativa de 3.7 por ciento en el cuarto trimestre del año pasado.

Por si esto fuera poco, la evolución reciente del COVID-19, tanto a nivel mundial como en México seguramente se va a reflejar de manera importante en la actividad económica en todo el mundo y en nuestro país.

La expansión de la epidemia está afectando y seguramente lo seguirá haciendo a sectores como el comercio internacional, el turismo y, en mayor o menor grado, el resto de las actividades económicas.

Por lo pronto, la pandemia ha afectado negativamente las bolsas de valores de prácticamente todos los países y ha tenido efectos negativos en el precio del petróleo y en la paridad entre el peso mexicano y el dólar estadounidense, que ya se acerca a los $24.00 pesos por dólar.

En el caso mexicano, las actitudes tragicómicas de nuestro primer mandatario (detente enemigo, el sagrado corazón de Jesús está conmigo) y de su círculo de colaboradores ciertamente no ayudan a enfrentar el problema.

Algunos analistas privados han ajustado a la baja sus perspectivas de crecimiento para México a cifras que van desde caídas de 1.5 a 4.0 por ciento en el presente año.

Todavía no se dan a conocer las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, pero seguramente reflejarán el empeoramiento en las expectativas para la economía y el comercio mundial, así como para nuestro país.

La contracción de la actividad económica en el primer año de sexenio es un fenómeno que se ha repetido de manera recurrente en las últimas décadas, lo que se conoce como la "maldición del primer año".

Tradicionalmente, a partir del segundo año de cada administración presidencial la actividad económica empieza a recuperarse. Sin embargo, la aparición y expansión de la epidemia del COVID-19 seguramente evitará la recuperación, por lo menos durante el presente año.

Esto incrementa de manera considerable la incertidumbre y las expectativas de los agentes económicos y seguramente se reflejará en los indicadores de actividad en el corto y mediano plazo.

Cae construcción regional

La industria de la construcción registró crecimientos negativos durante el cuarto trimestre de 2019 en todas las regiones del país, de acuerdo con el Reporte sobre las Economías Regionales, dado a conocer recientemente por el Banco de México

La región más afectada fue la región Centro, en donde la actividad de la construcción cayó 10.78 por ciento en el periodo señalado, seguida por la región Centro Norte, con una contracción de 6.11 puntos porcentuales.

La región Centro está integrada por Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala, mientras que el Centro Norte incluye Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas.

En la región Norte, integrada por Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas, la construcción registró una tasa negativa de 0.64 por ciento en el lapso mencionado.

El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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