Monterrey

Cesáreo Gámez: “Abril negro”

Los indicadores compuestos sobre la economía mexicana mostraron una contracción significativa.

Conforme van apareciendo los indicadores sobre la marcha de los diferentes sectores de la economía nos vamos dando en cuenta más cabalmente de la magnitud de la recesión por la que está atravesando la economía mexicana.

Recientemente, el INEGI dio a conocer los indicadores de actividad para el mes de abril, en los que ya se notan los efectos económicos de la pandemia y los resultados son absolutamente catastróficos. Sin exagerar, se puede calificar a este mes como el "abril negro" para la economía mexicana.

El consumo privado registró una caída sin precedente de 22.3 por ciento en abril. La contracción se observó en todos los componentes de la canasta de consumo, destacando la disminución en el consumo nacional de bienes semiduraderos, que cayeron 75.6 por ciento en el mes de referencia, así como los bienes duraderos, que registraron una contracción de 48.3 puntos porcentuales.

La caída en el consumo se reflejó en las ventas comerciales. En el mes en cuestión, las ventas de los comercios al menudeo cayeron 20.2 por ciento, mientras que las ventas al mayoreo se contrajeron en 23.6 puntos porcentuales.

Por su parte, las ventas de servicios disminuyeron 26.3 por ciento en el mes de referencia, destacando la caída en los servicios de esparcimiento, deportivos y recreativos, que cayeron 80.9 por ciento en "abril negro".

Por otro lado, la inversión fija bruta disminuyó 36.9 por ciento en abril. Las caídas más fuertes se registraron en la inversión en equipo de transporte, tanto nacional como importado, que en ese mes disminuyeron 63.2 y 59.3 por ciento, respectivamente.

La construcción, en buena medida relacionada con la formación de capital, registró una caída de 31.8 por ciento en abril, tanto en los trabajos de edificación, obras de ingeniería civil y trabajos especializados.

Como resultado de lo anterior, los indicadores compuestos sobre la economía mexicana mostraron una contracción significativa en "abril negro".

El Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) tuvo una disminución de 19.7 por ciento en el mes de referencia, impulsado sobre todo por el sector secundario, que agrupa la industria en sus diferentes modalidades, con una caída de 29.6 puntos porcentuales.

El Indicador Coincidente (IC), que forma parte del Sistema de Indicadores Cíclicos, que elabora el INEGI, registró una contracción de 7.77 por ciento en abril. Todos los componentes del IC (Indicador Global de Actividad Económica, indicador de actividad industrial, índice de ventas al menudeo, trabajadores permanentes del IMSS, importaciones totales) registraron signos negativos, alguno de ellos de dos dígitos.

Obviamente, el comportamiento de la economía se ha reflejado en la confianza de los agentes económicos. El Indicador de Confianza Empresarial (ICE) ha continuado su tendencia a la baja. En junio, el ICE calculado para la industria manufacturera, la construcción, el comercio y los servicios mostró reducciones de 13.0, 12.8, 13.8 y 13.3 por ciento, respectivamente.

Por otra parte, el INEGI informó que debido a los efectos de la pandemia, ha suspendido la elaboración de Indicador de Confianza del Consumidor durante los meses de mayo, junio, julio y agosto del presente año.

¿Adiós a la inversión?

En la última encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del sector privado, levantada por el Banco de México entre 35 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero durante la última semana de junio de este año se investigó, como siempre la opinión de los analistas sobre si el momento actual es adecuado para invertir en México.

Pues en esta edición de la encuesta, ninguno (cero por ciento) de los especialistas entrevistados consideró que el actual es un buen momento para invertir en México.

Una opinión similar se puede detectar en los indicadores de confianza empresarial de junio pasado. En los cuatro sectores involucrados (manufacturas, construcción, comercio y servicios) la opinión de los empresarios sobre si el momento actual es adecuado para invertir fue el peor calificado.

Como podemos ver, además de las cifras duras presentadas en el apartado anterior, las perspectivas para la inversión son muy inciertas, lo que tendrá efectos desastrosos en el potencial de crecimiento de nuestra economía.

El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad única de quien la firma y no hay que hacer que la postura editorial de El Financiero.

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