Monterrey

Carlos Rubén Villarreal Mata: Combustibles, sin estrategia energética

La situación sobre el sector energético en México sigue con un alto grado de incompetencia y sin un manejo de política bien definida.

Con terquedad, autoritarismo y sin estrategia es como luce el sector energético en México, tanto dentro del país como también hacia los ojos externos.

A principios de año, la Secretaria de Energía Rocío Nahle, mencionó que no se autorizaría ninguno de los nuevos permisos de importación de combustibles solicitados y se pondría a revisión los más de 500 permisos existentes, lo cual, fue una excelente medida tomando en cuenta que muchos de los permisos se encontraban sin operar y algunos otros se utilizaban para realizar transacciones ilegales, el problema es, que como nos han estado acostumbrando en éste primer año de sexenio, las cosas se quedaron a medias y no sólo se detuvieron esos permisos, sino también los de empresas que ya habían realizado inversiones y que solicitaron su renovación, parando casi por completo las operaciones de sus negocios, generando pérdidas millonarias, desabasto de producto, competencia desleal hacia Pemex y sin que la Secretaría de Energía o la Comisión Reguladora de Energía pueda dar una explicación. Lo anterior ha mermado el poco avance que se había logrado en materia energética en México y genera incertidumbre en un sector donde el país está estancado y no puede avanzar.

Éste 2019 ha sido el año en donde la producción de crudo de Pemex cayó a su peor nivel desde el año 1979 y en vez de buscar abrir el mercado para recibir nuevas inversiones y crecer en infraestructura, el Gobierno de nuestro actual presidente Andrés Manuel López Obrador, ha seguido insistente en querer cerrar el mercado y hasta en algunas ocasiones y aunque diga lo contrario, querer monopolizarlo de nuevo.

La situación de Pemex no es nueva, su situación actual se ha ido acumulando debido a una falta de inversión en infraestructura, visión de negocio, corrupción en todos los niveles y al ser usada como un medio de campaña política, enfocada a acarrear a la población en cada uno de los sexenios. Es válido culpar a los sexenios anteriores por lo ocurrido, pero lo que no es válido, es que a un año de gobierno, la situación energética en México siga con un alto grado de incompetencia y sin una estrategia de política energética bien definida; algo es seguro, Pemex no va a lograr sus objetivos por sí sólo.

Hace algunos días, la firma de calificación Moody's, consideró que la meta que actualmente Pemex tiene en materia de producción es imposible de cumplir dentro del sexenio de López Obrador. Para que pueda lograr el objetivo de generar un promedio de 2.4 millones de barriles diarios de producción hacia el 2024, tendría que desarrollar un promedio de 20 campos anuales, sin embargo, en lo que va del 2019 y a un mes de cerrar el año, ha desarrollado sólo tres.

Pemex se está cerrando a la inversión, a la participación, a la entrada de tecnología, a los socios y su situación financiera y operativa no es para nada favorable.

Tal parece que el simbolismo de hacer creer a la población que se está luchando por su patrimonio, es más fuerte que el deseo por querer generar una plataforma energética y sustentable para las nuevas generaciones.

Es tiempo de que el presente gobierno abandone los delirios de que todos se encuentran en contra de ellos y de que no utilice una vez más a Pemex como su herramienta política, es realmente necesario que busque un crecimiento a largo plazo en el sector energético, otorgando las alianzas y facilidades para que se pueda llevar a cabo.

El autor es empresario y es socio del área de Hidrocarburos y Director Financiero de la empresa de Consultoría y Comercialización de Energía GM Fuels. También es Asesor y experto en evaluación de proyectos y modelajes financieros y consultor en proyectos energéticos.

Opine usted: cvillarreal@gmfuels.com.mx

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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