Monterrey

Alternativas por México

Se apoyará a personas con trayectorias y perfiles adecuados para ser competitivos en puestos de toma de decisiones dentro de la función pública.

Me gusta este proyecto que anunció la Coparmex, lo que no me gusta son los encabezados que encuentro en algunos medios impresos, en los que se presenta como plan antagónico y polarizador. Si usted lee la nota de Proceso del pasado 3 de agosto, Alternativas por México suena a solución, a desarrollar el potencial político de personas apartidistas para desempeñarse en la administración pública. Suena a capitalizar liderazgos sociales –asumo que de probada honorabilidad y prestigio– a través de la capacitación y, para el mediano plazo, la formación de cuadros de reemplazo.

Si entiendo bien, Alternativas por México apoyará a personas con trayectorias y perfiles adecuados para ser competitivos en puestos de toma de decisiones dentro de la función pública, así como a la formación de jóvenes que en el futuro tengan oportunidades reales sin la dependencia exclusivamente partidista. Bastante se tardó el poder económico en tomar su responsabilidad política, que no partidista.

Para lograrlo, la Coparmex va a trabajar con la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM para que, académicos con experiencia pública a nivel nacional, capaciten, instruyan y entrenen a estos líderes a fin de que sea factible su acceso, particularmente en los procesos de selección basados en méritos. La función pública no sólo es partidista, hay muchos puestos que necesitan de las competencias, no de las ideologías.

Esto sería algo muy bueno en general. Para el gobierno, al ciudadanizarse y ampliar el espectro de capital humano; para la sociedad, al involucrar activamente agentes que generen confianza; y para todo el país, al incorporar perspectivas adicionales en la construcción del proyecto de nación. Nada más recuerde el efecto de confianza que Fernando Elizondo aportó a la campaña del actual gobernador de Nuevo León.

En ningún lado de Alternativas por México advierto un plan de nación antagónico al actual, más bien es el fortalecimiento de una postura que no reemplazará plan alguno, sino que formará a personas para que sumen y equilibren una balanza desbalanceada. Esto sólo propiciaría el debate y llevaría a la construcción de acuerdos de una manera más seria, más informada, más creativa y profesional, sin tanta especulación maniquea. Para la democracia esto es el equilibrio, los pesos y contrapesos que bastante desequilibrados están en México, donde pocas personas se sienten representadas en las decisiones que toma el gobierno, como lo refiere el Latinobarómetro y el Informe País (INE), entre otros estudios.

Pero muy mal el subtítulo en la portada de Proceso: "Los patrones preparan su asalto al poder". A lo único que abona este mensaje es a la polarización, a la tendencia maniquea que impera y se agrava en todo el país. Mal porque en el texto de la nota nadie parece estar en pie de guerra, porque de fondo el proyecto no es un golpe de Estado ni se habla de soldados sometidos al poder del capital en esta formación pública de liderazgos sociales.

Y mal por el título del artículo: "La derecha empresarial alista su proyecto de nación". La derecha no necesariamente es empresarial y el empresariado no necesariamente es de derecha. Así como tampoco la austeridad es cualidad exclusiva de los liberales ni la corrupción se encuentra únicamente entre los conservadores.

Tal vez la revista venda más ejemplares con esta narrativa, tal vez se incremente la popularidad de alguien, pero al final México es el que pierde. A nadie le beneficia estar dedicado a planear cómo destruir al otro, más bien nos hace falta aprender y aprehender a construir con el otro.

La autora es Consejera Electoral en el estado de Nuevo León y promotora del cambio cultural a través de la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

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Twitter: @saraloal

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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