Monterrey

Alicia Galindo: Género y disrupción tecnológica, el rol dinámico de las mujeres

Se necesita aprender las nuevas habilidades tecnológicas y flexibilidad para poder negociar la transición hacia nuevos esquemas laborales.

La inteligencia artificial, la conectividad y la robótica han venido a revolucionar y cambiar las tendencias en diferentes ámbitos laborales: trabajos perdidos por la automatización, trabajos creados y modificados. El crecimiento económico, la inversión, cambios demográficos y la innovación tecnológica, así como la adquisición de nuevas habilidades han sido parte de los diversos escenarios para la adopción de nuevas tendencias que podrían modificar la fuerza laboral tanto para hombres como para mujeres hacia el 2030.

A pesar de los avances impresionantes algunas tareas todavía permanecen fuera del alcance de la revolución tecnológica, particularmente aquellos que demandan destreza manual y formas más profundas de comunicación y creatividad. Ningún dispositivo por sí solo puede sustituir totalmente a los asistentes en tiendas departamentales, trabajadores al cuidado de la salud, recepcionistas de hoteles o trabajadores de la construcción.

Sin embargo, surge el cuestionamiento sobre qué pasaría si bajo esta misma óptica se analiza el rol de la mujer y la generación de trabajo, y considero que aquí puede haber una ventaja en el futuro. En el reporte realizado por McKinsey Global Institute en junio del 2019, existe una tendencia en el que hombres y mujeres se agrupan por tipo de ocupación. En países avanzados las mujeres ocupan cerca del 15 por ciento en promedio como operadores de máquinas, pero más del 70 por ciento en actividades administrativas. Sin embargo, en países emergentes, las mujeres ocupan menos del 25 por ciento como operadores de máquinas, pero más del 40 por ciento en actividades administrativas. Por otro lado, el 70 por ciento de trabajadores en el sector salud y asistencia social en nueve de diez países los ocupan las mujeres.

Si el escenario de la automatización genera una disrupción histórica en el futuro cercano, las mujeres corren menos riesgo de perder trabajos por el reemplazo tecnológico que los hombres. Más aún, de acuerdo al mismo reporte, las mujeres podrían beneficiarse de un incremento en la fuerza laboral sin riesgo de ser reemplazadas. En economías maduras, el crecimiento neto en trabajos hacia el 2030 podría concentrarse en dos sectores: profesionales, servicios científicos, técnicos y de salud.

Mientras la automatización parcial se vuelve más común, en donde el procesamiento tecnológico se encarga de reproducir tareas manuales y rutinas, las mujeres podrían pasar más tiempo administrando gente, interactuando con las partes relacionadas. En los servicios de salud, tanto hombres como mujeres pasan más tiempo relacionándose con los pacientes que con actividades de registro e ingreso de los mismos. Dentro de las habilidades requeridas existe una tendencia en aquellas relacionadas con el aspecto social y emocional. Otro cambio importante que básicamente ya lo estamos viviendo: más mujeres podrán trabajar de forma flexible.

Si bien es cierto que la disparidad en el salario sigue siendo un hecho, en el 2030 se espera que el mismo tenga un menor efecto en las mujeres solo si son capaces de aprender las nuevas habilidades tecnológicas y flexibilidad para poder negociar la transición hacia nuevos esquemas laborales. Las intervenciones del sector gubernamental, sector privado y organizaciones no gubernamentales son fundamentales para impulsar el rol de la mujer en la fuerza laboral del futuro. Por ejemplo, la inversión en programas de entrenamiento que redefinen las habilidades sociales y tecnológicas necesarias, los subsidios para estancias de tiempo completo para padres trabajadores, alianzas con la industria para generar cursos masivos en línea, así como la creación de campañas que promuevan la participación de la mujer.

Se puede concluir que, aunque los cambios tecnológicos, la robótica y la inteligencia artificial son tendencias que podrían beneficiar la vida humana de diferentes maneras, no es posible encontrar un sustituto perfecto para actividades que requieren de un sentido más personalizado y que garanticen una experiencia completa en todo sentido. Las mujeres son las que por sus características innatas podrían aprovechar esta nueva brecha de cambios solo si son capaces de adoptar nuevas habilidades, desarrollar conocimientos tecnológicos y el trabajo flexible que explote su expertise y toque personal.

La autora es profesora de cátedra del Departamento Académico de Contabilidad y Finanzas.

Opine usted: alicia.galindo@tec.mx

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