Monterrey

Adicciones 2

Es muy difícil que la persona se reconozca como adicto. Siempre dirá que él no es adicto, que él lo puede dejar cuando él quiera.

Nuestra primera reflexión es que la persona dependiente o adicta a las drogas, al alcohol, a los juegos de azar, a las maquinitas, entre otros, no puede dejar su dependencia por sí mismo. Necesita ayuda.

Por ejemplo, las drogas provocan cambios en el cerebro lo que convierte la dependencia en una respuesta fisiológica. La mejor ayuda puede venir de un médico especializado en adictos a las drogas.

En el caso del alcohol los tratamientos proporcionados por Alcohólicos Anónimos (AA) han probado sus buenos resultados, pero aun así, estas personas requieren cuidados y seguimientos especiales pues siempre existirá la posibilidad de una recaída.

Es muy difícil que la persona se reconozca como adicto. Siempre dirá que él no es adicto, que él lo puede dejar cuando él quiera.

La segunda reflexión se centra en lo que la familia debe saber sobre su familiar dependiente. No es un problema de educación, ni hereditario, ni es algo que él desee continuar. Es un enfermo y como tal debe ser tratado.

Desde luego es mejor prevenir, es mejor estar cerca de los niños y adolescentes antes de que conozcan o se acerquen al juego de las drogas o las bebidas alcohólicas. Se necesita, por parte de los padres asertividad, generar confianza, crear emociones positivas en la relación, conocimiento verdadero, y sobre todo autocontrol.

Un padre enojado, iracundo, que descalifica y compara a sus hijos, no ayuda en nada. Un padre que no sabe escuchar es una puerta cerrada.

Lo mismo sucede en la empresa. Ignorar y cerrar los ojos a la posibilidad de que los directivos, empleados de confianza o trabajadores en la planta, puedan ser dependientes a las drogas o al alcohol, no es solamente ingenuo, sino que es además tonto.

Creer que porque se invirtió en Recursos Humanos una buena cantidad de dinero, en prestaciones y facilidades para el trabajador, y creer que eso va a proteger a la empresa de este problema, también es muy ingenuo.

Hay quienes "blindan" su empresa haciendo muy riguroso, medicamente hablando, el proceso de captación y selección de personal.

Lo que sucede es que las pruebas de sangre incluyen pruebas sobre el consumo de drogas. Las que se pueden detectar cuando se han consumido en los últimos tres meses. El consumo del alcohol es más difícil de detectar pues basta con no haber consumido en las últimas 36 horas para que no aparezca rastro en la sangre o en la orina.

Las pruebas médicas que les hacen a los ejecutivos una vez al año, y en las que se supone se busca el consumo de droga o el consumo excesivo de alcohol, se pueden pasar con facilidad.

Lo que no se puede pasar son las pruebas al azar que dan resultados inmediatos con muestras de orina y sangre.

Estas pruebas no son programadas y se aplican, digamos por sorpresa, al salir de una junta. Una prueba de esta naturaleza rompe totalmente la posibilidad de ocultar el consumo y también rompe la confianza.

Se supone que estamos tratando con profesionales y que se les deposita un voto de confianza en su trabajo y en su comportamiento, pero eso también es desconocer o ignorar lo que el estrés puede provocar en adultos preparados, educados y de niveles directivos, cuando recurren a un remedio temporal que les relaja y les ayuda a enfrentar la presión.

El problema para la empresa se multiplica cuando se rompe el círculo de confianza y el sujeto empieza a ocultar su conducta no adecuada y sus resultados empiezan a ser "maquillados" para evadir la responsabilidad.

Lo mismo que sucede en una familia, cuando un padre iracundo no ayuda en escuchar, ni prevenir; de la misma forma una empresa demasiado paternalista no ayuda cuando los empleados requieren información real y procedimientos profesionales para construir confianza y trabajar todos juntos en la prevención del consumo de drogas y alcohol.

Las empresas deben establecer programas continuos para la prevención del uso de drogas o el alcoholismo entre empleados y directivos, así como con empleados de confianza. El sindicato es un aliado natural de estos programas. Es una responsabilidad de todos prevenir las adicciones.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.

Opine usted: hirampeon@gmail.com

Twitter: @Hirampeon

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: