Monterrey

Rogelio Segovia: Corazón, el futuro de la IA

La inteligencia artificial ha venido a cambiar la forma en que trabajamos, aunque este cambio es aún, a ojos de la gran mayoría, incipiente.

La semana pasada me invitaron a al Seminario Laboral 2024 de la Asociación Nacional de Abogados de Empresas (ANADE) a conversar acerca del futuro del trabajo. No hablé del futuro, desde luego, más bien abordé la complejidad, incertidumbre y desasosiego al que se está enfrentando la actual generación de trabajadores con carrera universitaria y empleos administrativos o ejecutivos.

Una cosa es por demás clara. La inteligencia artificial ha venido a cambiar la forma en que trabajamos, aunque este cambio es aún, a ojos de la gran mayoría, incipiente. Incluso los especialistas económicos y los tecnológicos debaten acerca del alto costo de esta tecnología versus la poca productividad que aún se percibe en muchos ambientes.

Una cosa si parece ser clara, aún no entendemos totalmente el impacto que la IA generativa tendrá sobre la humanidad. Los profetas del apocalipsis pronostican que la humanidad será desplazada por la IA hacia un nivel secundario.

Por el otro lado, visionarios optimistas consideran que nos ayudará a transformarnos en una mejor sociedad. En resumen, el fin del mundo versus el paraíso terrenal.

Elon Musk, uno de los pesimistas extremos, apuntó hace unos pocos días que la IA será más inteligente que los humanos y transformará a la sociedad. Y hace unos pocos meses fue aún más extremo al asegurar que la IA dejará los humanos sin trabajo.

¿Es todo esto cierto? No lo sé. Pero lo que sí tengo claro es que múltiples estudiantes y profesionistas están delegando prematuramente sus procesos cognitivos a la inteligencia artificial.

Cada vez es más común (y por demás obvio) encontrar textos, artículos, o tareas generadas por IA. Probablemente, para todos ellos, su futuro laboral, como afirman los profetas del apocalipsis, este acabado y eso es lo único que alcanzan a hacer.

Ellos son quienes serán rebasados, vencidos o sobrepasados por la IA. Pero el resto de las personas, no. O aún no.

Regreso al inicio de mi reflexión, el presente del trabajo. ¿La IA vendrá a transformar la manera en que trabajamos o nos dejará sin trabajo? Lo que al día de hoy sí podemos asegurar, es que la IA no dejará a nadie sin trabajo, lo harán las personas que saben trabajar con IA.

Sin embargo, hay un aspecto adicional, un último bastión distintivo de la humanidad que la IA aún no podrá replicar en futuras generaciones. Permíteme explicar a partir de esta pregunta: ¿cuáles son los elementos ontológicos fundamentales de la existencia humana? El cuerpo, el lenguaje (o cognitivo) y las emociones.

Hoy por hoy, la IA es una capacidad tecnológica para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana como el aprendizaje, la resolución de problemas y la toma de decisiones, es decir, el elemento cognitivo de los humanos. Por otro lado, algunas compañías están desarrollando robots o entidades virtuales diseñadas para parecer y comportarse de manera similar a los seres humanos, esto es, para dotar a la IA del elemento corporal, de ahí que a estas entidades se le conozca como humanoides.

Pero lo que hoy en día no ha podido replicar la IA es el aspecto fundamental de la experiencia que significa ser humano: las emociones, esto es, las reacciones orgánicas que experimentamos las personas ante los estímulos externos. Mientras la IA no experimente las emociones, no podrá entender la complejidad de la experiencia humana, y, por lo tanto, no podrá superar a la humanidad.

O como apuntó una asistente al foro de la ANADE después de mi participación: “en mi trabajo, al ponerle corazón a cada día, a todos los procesos, intervenciones y decisiones, estoy recordando que eso, corazón, es algo que los seres humanos tenemos y que la inteligencia artificial no. El futuro del trabajo es hoy”

Epílogo.— El martes pasado conversamos aquí sobre la carta a los accionistas de Larry Fink, donde resaltó la importancia de la seguridad financiera durante la jubilación. Destacó que una de las mejores herramientas para ello son las cuentas de jubilación individualizadas, como las Afores en México.

Pues esta semana pasada, el partido Morena presentó una iniciativa de reformas a las leyes del IMSS, del ISSSTE y del Infonavit.

La propuesta busca destinar parte de los recursos actualmente en las Afores para financiar el llamado Fondo de Pensiones para el Bienestar. ¿Por qué estatizar (¿despojar?, ¿robar?) los ahorros individuales de personas que ya cumplieron más de 70 años? Antes de utilizar los recursos, sería prudente realizar una amplia campaña nacional para alentar a las personas a recuperar sus ahorros.

En una segunda fase, se podría considerar cómo disponer del dinero no reclamado. Una posibilidad sería establecer un plazo basado en la expectativa de vida promedio de los mexicanos más cinco años, para permitir que los eventuales herederos puedan reclamarlo.

El problema es… Que estos son tiempos electorales.

El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.

Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx

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