El pasado domingo 25 de febrero, en el Aula Magna del Colegio Civil de la UANL, se realizó la presentación de los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana “Así Vamos 2023 (AV2023)” realizada por “Como Vamos Nuevo León (CVNL)” en coordinación con el “Centro de Investigaciones Económicas” de la propia UANL.
Como lo hemos documentado en este espacio, desde hace 8 años y en sus 7 entregas este multipremiado y reconocido estudio ha permitido conocer de primera fuente las prioridades de la agenda pública directamente de los ciudadanos nuevoleoneses. El poder de su analisis radica en que cada tema abordado se analiza a través de sus distintas capas de representatividad por género, a nivel estatal, a municipal para cada uno de los 11 municipios del Área Metropolitana de Monterrey, para los municipios foráneos, y en esta entrega para 5 municipios considerados de periferia: El Carmen, Ciénega de Flores, Salinas Victoria, Pesquería, y Zuazua.
Los resultados dan cuenta que, en la agenda ciudadana, existe una fuerte preocupación por un tema integral que, como señaló Luis Ávila (Director de CVNL), engloba todas las prioridades señaladas: la necesidad de un nuevo plan integral urbano de desarrollo.
Para quienes habitamos en los municipios que constituyen la Zona Conurbada de Monterrey nos resultan muy próximos los graves problemas asociados al caos urbano que a diario enfrentamos, y de los cuales a fuerza de vivirlos a diario, nos hemos comenzado a acostumbrar sin poder hacer mucho al respecto.
Problemas urbanos con enormes costos económicos que compartimos todos los ciudadanos en el deterioro de nuestra salud y en el detrimento de nuestra calidad de vida como son la contaminación ambiental (incluyendo la visual, en forma de anuncios panorámicos, que cada día obstruye más la imagen de nuestras majestuosas montañas), el cada vez más catastrófico tráfico, la falta de zonas verdes comunes, el exceso de basura, la mala condición en la infraestructura en las calles, la falta de una oferta eficiente de transporte público, y la violencia derivada de la inseguridad
Recientemente, temas fundamentales como la escasez de agua, la mala calidad de aire, la movilidad y falta de transporte público (lo que ha resultado en un radical incremento del uso de automovil y en los tiempos promedio de traslado año con año), así como la fuerte diferencia en la calidad de los servicios públicos entre municipios conurbados y de periferia, dan cuenta de que en la búsqueda del crecimiento de nuestra comunidad ha hecho falta un ordenamiento que permita no solo la atracción de inversión e industria, sino la garantía en la calidad de vida de sus habitantes.
El futuro nos alcanzó, y ahora en el siglo XXI, de acuerdo a un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y en línea con otros resultados presentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Monterrey encabeza la lista de las ciudades con peor calidad de aire en América Latina, y es fecha de que ningún ámbito de gobierno ha propuesto alguna política concreta y viable para mejorar esta preocupante situación.
Nuevo León cuenta con una riqueza más allá de ingreso, inversión, infraestructura, y productividad: su sociedad, informada y siempre a la vanguardia de la política nacional. Es por lo anterior que dar voz a la comunidad, en complemento con el capital económico, financiero, social y humano con el que se cuenta, permitirá al gobierno elaborar estrategias de política pública efectivas que atiendan e identifiquen las necesidades y prioridades de la sociedad.
Es fundamental que nuestros representantes volteen a ver a los ciudadanos para escuchar su opinión y preocupaciones, y pasar de una actitud responsiva que resuelve problemas rezagados (muchos de ellos, pendientes de resolver por décadas), a una proactiva que los anticipa y actúa de forma eficiente para evitarlos. Si bien, en la actualidad resulta necesario realizar grandes ajustes en materia de transporte público y movilidad, así como inversiones fuertes en servicios públicos, la inminente llegada de Tesla y la industrial complementaria que le rodea, incrementará las presiones que ya existen en nuestra comunidad para garantizar su sustentabilidad en el largo plazo. Ese es el costo inevitable de ser una comunidad grande: lo complejo que se vuelve la administración de sus recursos para garantizar su sustentabilidad.