Monterrey

Thomas Michael Hogg: Panorama económico global reafirma oportunidad regional

Se espera que la economía mundial crezca un 3 por ciento en 2023, antes de desacelerarse al 2.7 por ciento en 2024.

La economía mundial demostró ser más resistente de lo esperado durante el 2023. Según la OCDE, las perspectivas de crecimiento indican una cierta estabilidad. Con una política monetaria cada vez más cautelosa y una moderada recuperación de China, se proyecta que el crecimiento global en 2024 será ligeramente más débil que en 2023. 

La inflación podría seguir siendo más persistente de lo previsto, y aún es posible que se produzcan más perturbaciones en los mercados de energía y alimentos. La deuda pública sigue siendo elevada en muchos países.

Se espera que la economía mundial crezca un 3 por ciento en 2023, antes de desacelerarse al 2.7 por ciento en 2024.

En este contexto, la zona euro será uno de los bloques más castigados, con un débil avance del 0.6 por ciento este año y del 1.1 por ciento el que viene por el retroceso de sus grandes economías, en especial por Alemania a causa de su dependencia comercial con China y por su crisis energética. 

Detrás de esas cifras globales hay enormes diferencias: India crecerá por encima del 6 por ciento y China se consolida en 4 por ciento, mientras que Alemania e Italia cerrarán el año en números rojos.

La buena noticia fue que la OCDE elevó en seis décimas las previsiones de 2023 para Estados Unidos, que sigue aguantando la mano de hierro de su Reserva Federal. También las incrementa en tres décimas para 2024, cuando experimentará una expansión mucho más discreta del 1.4 por ciento, con una inflación media del 2.6 por ciento. 

La perspectiva de un mejor desempeño de la economía de Estados Unidos, que descarta la posibilidad de una recesión, ha sido determinante para las correcciones. A su vez, la economía mexicana proyecta un cierre positivo con una expansión económica de 3.3 por ciento este 2023.

Los economistas de la OCDE anticipan que, para el año próximo, el último del gobierno actual, el PIB de México registrará un crecimiento de 2.5 por ciento. El TMEC y el “nearshoring” son la gran aportación y oportunidad que siguen dejando los países norteamericanos con perspectivas relativamente favorables.

Ante las contiendas políticas en 2024 y los futuros mandos nuevos en Estados Unidos y México, el empresariado tiene varias tareas: habilitar el crecimiento rentable, mitigar riesgos y aprovechar la oportunidad comercial.

Es muy importante no olvidar que, en este entorno creciente, hay que atender los fuertes retos políticos como por ejemplo la seguridad, la disponibilidad de recursos y energía, y la creación de infraestructura. Incentivos para fomentar aún más y mejor el comercio y la integración empresarial entre México y Estados Unidos son clave, igual que tener una frontera segura y una mejora de la infraestructura para asegurar la logística.

En este contexto, la nueva colaboración de los Gobernadores y Alcaldes entre Nuevo León y Texas aterrizarán los planes de un desarrollo económico donde el “nearshoring” se convierte en un “ally-shoring” sostenible. México podría alcanzar un crecimiento adicional de 5 por ciento en su Producto Interno Bruto (PIB) en los siguientes cinco años impulsado por la actual y continúa relocalización de inversiones.

Cada punto porcentual que México gane en la participación de las importaciones norteamericanas implica una aceleración de más de un por ciento en el PIB. En conclusión, entre una complejidad global existen oportunidades regionales nunca antes vistas. Sin duda, los múltiples esfuerzos de conectar y vincular México con Estados Unidos y viceversa darán frutos. En este sentido: “Let’s keep up the good work!”

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