Monterrey

Carlos Azpe: La reconversión hacia energías limpias en un entorno de nearshoring

Existe una relación muy clara entre el crecimiento económico y la emisión de carbono en el medio ambiente, en esta última se reconoce como gases de efecto invernadero (GEI) y su crecimiento en la atmósfera está asociado con variables tales como la tasa de crecimiento de la población, la tasa de crecimiento de la actividad económica y también de la intensidad en el uso de energías fósiles, variables que por cierto, con excepción de la última, están en las decisiones humanas.

Sin embargo, en este contexto existen compromisos globales por parte de México, como ls acuerdos de Kioto y de París, de disminuir estas emisiones en un porcentaje estándar de 25 por ciento con respecto a los niveles del año 2000, esto representa en una era de cambio climático reducir el incremento en el siglo 21, de 2 grados esperados a 1.5, sinceramente un asunto complejo ante el panorama del positivo y bienvenido crecimiento del nearshoring industrial, que viene con una derrama esperada de 80 mil millones de dólares en el corto plazo; por lo tanto la economía verde se convierte en parte de la ecuación, porque requiere de esfuerzos adicionales más allá de los actualmente realizados.

Tan solo para dimensionar y llamar la atención, el pasado 15 de julio en el municipio de Anáhuac, al arrancar las obras de ampliación de casetas de Puerto Colombia, el Gobernador Samuel García, señaló que con datos del 2023, se puede asegurar que del nearshoring que viene del mundo a México, el 76 por ciento está llegando a Nuevo León (NL),

“Ya hace poco también nos compartieron la información del ‘nearshoring’ que está llegando a América Latina, me refiero de México hasta Argentina, México es el gran ganador, se está llevando casi el 56 por ciento del ‘nearshoring’, entonces si hacemos un cálculo aritmético, NL por sí solo, se está trayendo casi la mitad del ‘nearshoring’ mundial”.

Por ello, insisto en que es sumamente relevante tomar medidas tempranas vienen con la sustitución hacia energías limpias, en un esfuerzo de estructurar su generación, que costarían menos en un arranque que llegado el caso de requerirse la reconversión a energías limpias posteriormente.

Esta amenaza de los GEI (gases de efecto invernadero) no solo se da por el número de empresas emisoras sino además por la cantidad de personas que emigrarán hacia estos polos del desarrollo industrial.

El consumo de energía impacta por igual a las industrias que a las viviendas, de acuerdo a datos de la SENER de 2020, sobre donde se gasta la energía, el residencial con el 27.1%, las empresas medianas con 36% y la gran industria en el 23.9 por ciento, estos tres rubros son claramente los que más se ven impactados con los nuevos desarrollos del norte de México, que al generar más energías centradas en energías fósiles presionan a los GEI.

De acuerdo a datos de CFE, tan solo el uso de la energía eléctrica tiene un componente del 80 por ciento por producirse mayormente con base en recursos fósiles, con un gran impacto en el medio ambiente, aunque hay que decirlo, el gas natural es de los menos nocivos de GEI, pero no por ello deja de contaminar.

La problemática de “el pueblo de apoyo” necesario para la instalación de las grandes industrias no solo se reduce al tema de los requerimientos de servicios públicos, sino a la sustentabilidad, a la forma en que se van a dar estos servicios.

Por ahora el uso de las energías limpias representa, de acuerdo a datos de CFE, energía eólica y solar tan solo un 2.75 por ciento del total nacional, que es la fuente más limpia conocida, se requiere de un esfuerzo adicional en las iniciativas del tamaño del crecimiento disruptivo de las inversiones del nearshoring.

Se requiere de una política pública en un ambiente de responsabilidad social, estableciendo una vertebración en la cadena de producción de energía incrementando la generación de energías limpias, con la participación directa de la inversión privada durante el proceso de instalación y generación, en un esfuerzo conjunto con los nuevos migrantes industriales.

El argumento es simple, son las mismas empresas quienes resultan beneficiadas al obtener sustentabilidad para el largo plazo, es decir, la permanencia de sus empresas en un hábitat con mejor calidad de vida.

Mantener un escenario de inercia y solamente dejar que las cosas sucedan, a como vengan, es lo peor que puede pasar, el beneficio del desarrollo económico no viene solo, hay que acompañarlo con acciones decisivas de cuidado del medio ambiente, y en ello todos somos coparticipes y responsables.

El autor es economista de la UANL con Maestría en Economía por el ITAM y especialista en Mercadotecnia y Marketing Digital.

Correo: Carlos.azpe@simsamarketing.com

También lee: