Monterrey

Jorge O. Moreno: La inflación en México, sin ceder en este nuevo año

De acuerdo con el INEGI, el aumento en el nivel general de precios respecto a diciembre de 2022 fue de 0.68 por ciento.

Como lo dicta el título de esta contribución, el primer mes de este nuevo año da cuenta de que el fenómeno inflacionario que ha venido afectando a nuestro país no da tregua al poder adquisitvo de los hogares mexicanos.

De acuerdo con la información oficial publicada por el INEGI este jueves 9 de febrero, el aumento en el nivel general de precios respecto a diciembre de 2022 fue de 0.68%, lo que sitúa a la inflación en su nivel más alto para un mes de enero desde 2001 dando como resultado una tasa anualizada de 7.91%.

La inflación subyacente, esto es aquella que no tiene en cuenta la volatilidad de precios como los alimentos frescos ni la energía y cuya variación potencialmente determina la trayectoria de la inflación general, aumentó 0.71% a tasa mensual y 8.45% a tasa anual respectivamente.

Dentro del índice subyacente, los precios de las mercancías aumentaron 0.91% a tasa mensual mientras que el valor los de servicios subieron 0.48%.

Lo anterior da como resultado que ante la incapacidad de contener las presiones inflacionarias alcistas que se han venido reflejando desde abril de 2020, este dato se traduzca en mayores presiones para que Banco de México ajuste la tasa de interés de referencia que constituye su herramienta de política monetaria.

De acuerdo con las encuestas elaboradas por Citibanamex y Reuters, los especialistas en finanzas y economía consultados esperaban que el Banxico elevará una vez más en 25 puntos base la tasa de referencia en el anuncio de política monetaria que se daría a conocer este mismo jueves 9 de febrero.

Sin embargo, estas expectativas se quedaron por debajo del ajuste real que se dio el día de ayer cuando Banxico anunció un incremento de 50 puntos base en su tasa de referencia para ubicar dicha tasa en 11%, un nuevo máximo histórico. De esta forma, este aumento es el decimotercero en este indicador de manera consecutiva.

A pesar de lo anterior, el anuncio oficial del organismo sigue ubicando su objetivo general de inflación en el orden del 3% anual, un nivel que no ha sido capaz de alcanzar desde mayo del 2020 cuando dicho indicador se ubicó en el 2.84% anual.

El fenómeno inflacionario es una de las variables económicas con mayor cantidad de estudios destinados a su análisis. Las causas de este fenómeno puede analizarse desde una perspectiva puramente monetaria (a través del rol de la oferta monetaria local y la velocidad del dinero), el enfoque macroeconómico estructural (estudiando el crecimiento de los costos de producción o los incremento en demanda agregada, ya sea de manera local o mundial), o analizando sus componentes temporales en términos de equilibrios en las tasas de interés de largo plazo (dando un papel especial a las expectativas sobre esta variable).

En cualquier caso, el análisis de los determinantes de la inflación resulta tan importante como el estudio de los efectos en bienestar que tiene esta variable sobre la población resumidos en el “impuesto inflacionario”. Este gravamen es derivado indirectamente a través de la pérdida en el poder adquisitivo del dinero en manos de las personas, y es una tributación a la cual nadie escapa, y sólo quienes tienen acceso a medios financieros adecuados pueden protegerse. Entre más alto es el porcentaje de ingreso que una familia destina a poseer dinero en forma líquida para poder realizar sus compras de bienes y servicios, mayor deterioro presenta su poder adquisitivo ante la inflación.

Así, no obstante la ampliación en el acceso al sistema financiero y medios de inversión, son las familias de menores estratos de riqueza quienes destinan una mayor proporción de su ingreso a dinero en su forma más líquida, haciendo de éste grupo el más vulnerable al impuesto inflacionario. En otras palabras, la inflación es un “impuesto regresivo” que afecta a todos los ciudadanos, pero su capacidad de mermar poder adquisitivo es percibida en mayor medida por los grupos de menor ingreso.

La pérdida de poder adquisitivo que han enfrentado los hogares mexicanos ante estos incrementos en precios ocurre de manera desafortunada en un contexto de recuperación parcial del fuerte golpe económico por la crisis global asociada a la pandemia por Covid-19.

De manera particular, hemos de considerar que los muy celebrados incrementos en los niveles de salario mínimo tienen efecto en un porcentaje muy pequeño de la población laboral formal, y que la gran mayoría de los empleados asalariados registran incrementos anuales inferiores al fenómeno inflacionario, en muchos casos acumulando pérdidas durante varios años.

Para concluir, el mayor reto que habrá de tener Banxico en los próximos meses es el de garantizar su autonomía en la toma de decisiones de política monetaria, particularmente después del reciente y sorpresivo nombramiendo de Omar Mejía Castelazo para formar parte de la Junta de Gobierno del Banco de México en sustitución de Gerardo Esquivel.

Dicha credibilidad es uno de los activos más valiosos de la institución, y habrá de jugar un papel fundamental en las expectativas inflacionarias y en la efectividad de la política monetaria para contener este fenómeno que a todos nos perjudica.


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