Monterrey

Cesáreo Gámez: Cuatro años de AMLO, recuento de los daños

Algunos especialistas calculan que el PIB per-cápita se recuperará hasta 2027.

Se acaban de cumplir los primeros cuatro años de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. En el plano económico, este periodo se ha caracterizado, entre otras cosas, por el escaso crecimiento económico, el desplome de la inversión productiva, el renacimiento de la inflación y el deterioro en la confianza de los agentes económicos.

En el caso del PIB hasta el tercer trimestre de 2022 todavía no se recupera el nivel que tenía en el cuarto trimestre de 2018, cuando tomó posesión de la presidencia Andrés Manuel López Obrador.

Si tomamos en cuenta el crecimiento de la población en el periodo, la caída es todavía más pronunciada. Algunos especialistas calculan que el PIB per-cápita se recuperará hasta 2027.

En cuanto a la inversión, su caída empezó antes de que el actual presidente tomara posesión, cuando después de una “consulta” se decidió cancelar el el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, desde entonces este indicados ha mostrado tendencia a la baja, ubicándose actualmente en seis puntos porcentuales por debajo del nivel que tenía a mediados de 2028.

La inflación ha mostrado un repunte importante en los últimos meses. Después de casi 20 años de estabilidad, a principios de 2021 este indicador empezó a repuntar, encontrándose actualmente en 8.7 por ciento, la cifra más alta en lo que va del siglo.

En cuanto a los indicadores de confianza, se observó un fenómeno interesante. En cuanto se conoció la victoria electoral de López Obrador, estos se dispararon hacia arriba, pero a medida que fue avanzando el sexenio han mostrado tendencia a decrecer. Actualmente acumulan más de seis meses de caídas consecutivas.

Si bien es cierto que la pandemia del Covid ha sido responsable de algunos de los efectos anteriores, la mala administración de la misma y algunas decisiones equivocadas han contribuido a agravar estos efectos.

También se ha caracterizado por otras causas, la existencia de las conferencias “mañaneras”, que de ser un canal de comunicación han pasado a constituir en una tribuna de ataques e insultos a la prensa y los medios de comunicación, a los intelectuales, a la clase media, a los que estudian en el extranjero (allá aprenden a robar), a los organismos autónomos, a los ecologistas, a las feministas y en las que se ataca de manera continua a los “conservadores” y “neoliberales” a los que se achacan todos los (muchos) males que afectan a nuestro país.

En estas conferencias se han hecho famosos los “otros datos” con los que el presidente descalifica las preguntas de periodistas con información de datos oficiales del propio gobierno.

También ha sido escenario de sucesos tragicómicos, como las estampillas religiosas (detentes) que nuestro primer mandatario recomendó para hacer frente a las amenazas del Covid.

Y hablando del Covid, nuestro país fue una de los más afectados en el mundo, en parte porque nuestras autoridades sanitarias no tomaron las medidas adecuadas para enfrentar este problema.

En términos económicos la pandemia afectó especialmente nuestra economía por la falta de apoyos y estímulos a las empresas y familias, como se había hecho en muchas otras partes del mundo.

En materia de (in)seguridad, la política de “abrazos, no balazos” ha demostrado ser un rotundo fracaso, con niveles de delincuencia y homicidios nunca vistos en la historia reciente del país.

Otra característica de la presente administración es la creciente participación de militares en diversos ámbitos de la administración pública, como el manejo de aduanas, puertos y la realización de diversas obras públicas.

Los proyectos consentidos (pet projects) de la actual administración, como el aeropuerto Felipe Angeles, la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, llevados a cabo sin estudios serios de impacto ambiental y rentabilidad, han superado por mucho el presupuesto originalmente establecido,

Otra característica de la actual administración son los casos de corrupción, como los famosos sobres de efectivo entregados a Pío López Obrador, hermano del presidente, la “casa gris” propiedad de un hijo del primer mandatario y la multiplicidad de contratos de obras públicas otorgadas sin los procesos de licitación correspondientes.

En cuanto a las expectativas, la mayoría de las proyecciones realizadas por los especialistas en la materia no contemplan una mejoría importante en el mediano plazo, por lo que indudablemente tendremos otro “sexenio perdido” en materia de crecimiento, generación de empleos y niveles de vida de la población.

Lo peor de todo son los elevados índices de aprobación que mantiene el presidente entre los ciudadanos, lo que nos da una idea de la pobreza intelectual y cultural de una buena parte de nuestros compatriotas.

Y todavía faltan dos años más de este régimen, en los que indudablemente seguiremos observando (y padeciendo) las consecuencias de este tipo de decisiones y probablemente algunas otras más.

El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.

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