Monterrey

Jorge O. Moreno: La nueva normalidad universitaria y el COVID-19 - 2022 no es 2019

El tamaño del reto que tenemos enfrente en todo el sistema educativo es imposible de dimensionar en su totalidad

Esta semana se reintegraron a la vida universitaria presencial miles de estudiantes de dos de las principales instituciones de educación superior en el estado, el Tec de Monterrey y la Universidad Autónoma de Nuevo León, para unirse a otras universidades que ya habían adelantado este paso en semanas anteriores.

Con esto, se puede decir que se inicia la búsqueda de la recuperación completa de la actividad en el sector educativo, la cual se vio severamente mermada por la pandemia de COVID-19, que hemos de recordad, sigue vigente a nivel mundial.

Entre protocolos de salubridad para el ingreso a los edificios universitarios, entre máscaras y buscando la sana distancia, esta semana me correspondió dar clase a una generación de estudiantes de 5º semestre de licenciatura, que si bien ya habían tenido la oportunidad de tener clases híbridas con rotación en lo presencial, mi clase era la primera que tenían en conjunto todo el grupo simultáneamente.

Estando al frente del grupo me resultó imposible no reflexionar sobre las consecuencias de la pandemia, y no solamente en términos de aprendizaje y rezago educativo (temas que ya hemos tratado en esta misma columna en entregas anteriores) sino también los efectos del aislamiento y la incertidumbre en la salud mental de los jóvenes estudiantes que regresan a sus actividades educativas, donde muchas de ellas resultarán nuevas, desconocidas, e incluso ajenas a la realidad que vivieron hace casi dos años y medio, cuando precisamente su realidad era otra.

Y es que si la migración de lo presencial a lo virtual e híbrido representó un enorme reto para los profesores y entidades educativas universitarias, el regreso a lo presencial después de todo este tiempo no será menos complicado de implementar.

En una serie de estudios realizados en conjunto con Jacqueline Martínez y Alán García (Facultad de Economía, Universidad Autónoma de Nuevo León), como parte de sus tesis de licenciatura, y posteriormente con la doctorante en psicología Pamela Castro (Centro Universitario del Sur, Universidad de Guadalajara), nos propusimos estudiar los efectos de la pandemia sobre la salud emocional de los estudiantes universitarios, tomando como base de estudio los alumnos de la Facultad de Economía de la UANL.

Así, en coordinación con la psicóloga de la propia Facultad de Economía, Brenda Medina, y con la finalidad de garantizar el anonimato de los respondientes y la validez de los resultados, se realizó un estudio con diseño no experimental, transversal, comparativo y explicativo para identificar los factores determinantes del estrés académico, la ansiedad y la depresión en estudiantes de la Facultad de Economía, UANL. La muestra estuvo constituida por 350 estudiantes, 142 mujeres y 208 hombres. Así también, se realizaron otros instrumentos complementarios para medir el autoconcepto y características socioeconómicas entre las distintas generaciones que conforman esta institución, garantizando que el estudio fuera representativo entre dichos grupos y entre sexos de los estudiantes.

A partir del principio de anonimato, y respetando todos los puntos éticos de un estudio de esta naturaleza, ha sido posible desarrollar una serie de artículos académicos así como capítulos de libro que nos han dado luz sobre el impacto que este confinamiento pudo tener en la salud mental y emocional de los jóvenes universitarios.

Por ejemplo, en uno de los primeros estudios publicados fue posible demostrar que existen diferencias significativas para los patrones de depresión, ansiedad y estrés entre sexos. En particular, en comparación con los estudiantes hombres, las mujeres tienen significativamente un 29% y un 3% más de probabilidades de tener niveles de estrés “altos” y “muy altos”, respectivamente.

En otro estudio relacionado, los resultados sugieren que los alumnos de nuevo ingreso (es decir aquellos que entraron a la universidad en modalidad virtual provenientes de preparatoria en modalidad virtual, que fue cuando se realizó el estudio) se vincularon con mayor sintomatología de depresión y menor presencia de estresores. Así también, no se encontró que la modalidad de inicio de estudios (presencial pre-COVID o virtual intra-COVID) afectara la manifestación de síntomas de ansiedad.

Finalmente, como parte de la tesis central realizada por Jacqueline Martínez, utilizando un enfoque de capital humano para estudiar la capacidad de aprendizaje, fue posible demostrar que el estrés académico tiene efectos significativamente distintos sobre el rendimiento académico de los estudiantes cuando se comparan los resultados de mujeres y hombres, lo anterior utilizando métodos econométricos de vanguardia que permiten corregir diversos temas estadísticos y metodológicos propios de un estudio de esta naturaleza.

Los resultados anteriores, así como los nuevos estudios derivados que habrán de publicarse próximamente, dan pauta a futuras líneas de atención y prevención de afecciones de salud mental en estudiantes universitarios que gestionaron su aprendizaje de manera virtual y que ahora regresan a un entorno presencial, esto por parte de las autoridades universitarias correspondientes. Estos resultados proveen elementos fundamentales para las instituciones universitarias motivando el desarrollo de intervenciones psicosociales en estas poblaciones de jóvenes que les permitan, además de reintegrarse a la vida académica, también recuperar la estabilidad emocional y salud mental para poder continuar sus vidas universitarias y profesionales mientras aún transitamos en esta pandemia.

El tamaño del reto que tenemos enfrente en todo el sistema educativo es imposible de dimensionar en su totalidad, pero requiere determinación y acción inmediata de las autoridades para comenzar a resolver uno a uno los complejos problemas que ya padecemos en todos los niveles, pues, a pesar de nuestros mejores y más intensos deseos, el tiempo no se puso en pausa en marzo de 2019.

El autor es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Autor de diversos libros y artículos académicos. Ha recibido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo académico y de investigación. Actualmente es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía UANL.Web: www.jorgeomoreno.org.

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