Monterrey

Jorge O. Moreno: La inflación mundial

De lo global a nuestro bolsillo

Como lo hemos tratado en este mismo espacio, la inflación que enfrentamos y la pérdida en el poder adquisitivo de nuestros ingresos que le acompaña pareciera no tener contención, esto a pesar de los esfuerzos del Banco de México por aminorar este fenómeno. Con base en los últimos datos publicados por el INEGI, durante la primera quincena de julio de 2022 la tasa anual de inflación en el país fue de 8.16%, superior por mucho a los objetivos de política monetaria del país.

Sin embargo, al margen de los múltiples factores internos que hemos discutido en otras ocasiones, el fenómeno inflacionario que vivimos, histórico para muchas de las generaciones jóvenes, tiene parcialmente sus orígenes fuera del ámbito nacional.

Por ejemplo, la tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) en Estados Unidos en junio de 2022 ha sido del 9.1%, 5 décimas superior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC ha sido del 1.4%, de forma que la inflación acumulada en 2022 es del 6.3%, también un nivel sin precedentes recientes en ese país.

¿Qué está incidiendo en este aceleramiento de los precios a nivel mundial y cómo se traduce esto en la inflación a nivel más local? La respuesta la podemos encontrar en la compleja interconexión de las relaciones comerciales entre naciones y las condiciones que enfrentamos durante esta pandemia por COVID-19.

De acuerdo con un reporte publicado recientemente en internet por el Fondo Monetario Internacional (FMI), existen cuatro componentes internacionales en el fenómeno inflacionario mundial, mismos que terminan por incidir en nuestro bolsillo de manera indirecta.

Primero, el FMI identifica que el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha aceledo la inflación a nivel global. Como consecuencia de esta guerra, se prevé que la inflación se mantendrá elevada más tiempo de lo previsto por los altos costos de las materias primas y las más amplias presiones sobre los precios. Además del crecimiento en el precio de los energéticos y materias primas, el nivel creciente de los precios de los alimentos también tuvo una influencia muy significativa sobre la inflación en la mayoría de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, ya que las cosechas se vieron reducidas por los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del precio del petróleo y el gas encareció los fertilizantes.

En segundo lugar, de acuerdo con el FMI otro factor que influye a la inflación mundial es el crecimiento en la demanda agregada global. Este fundamental componente del sistema económico internacional se disparó el año pasado en un entorno de políticas de apoyo por parte de algunas de las economías más grandes, al mismo tiempo que aumentaba el estrangulamiento en la cadena de suministro por el cierre de fábricas, las restricciones en los puertos, la congestión del transporte marítimo, la escasez de contenedores y la ausencia de trabajadores. Como consecuencia de todo lo anterior la inflación global aumentó, sobre todo en las economías donde la recuperación fue más fuerte. Este fenómeno de crecimiento en la demanda habrá de moderarse en los siguientes meses, como se observó el día de ayer en Estados Unidos, donde se anunció una reducción en su nivel de producción trimestral presagiando una nueva recesión mundial.

En tercer lugar, el FMI también detecta un reequilibramiento de la demanda de bienes hacia los servicios. Durante el inicio de la pandemia, el gasto se orientó hacia los bienes y mercancías cuando las restricciones vinculadas a la pandemia provocaron trastornos en las actividades presenciales. De esta forma, los estrangulamientos de la oferta y el crecimiento en su demanda impulsaron la subida de los precios de los bienes. Pese a que la inflación de precios de los servicios comenzó a repuntar el año pasado, los patrones de gasto previos a la crisis no se han recuperado totalmente y la inflación de precios de los bienes sigue siendo notable en la mayoría de los países. Se espera que conforme la pandemia comience a ceder o controlarse, la demanda de servicios continuará aumentando y la inflación general debería situarse de nuevo en los niveles previos a la actual crisis.

Finalmente, el FMI identifica que la oferta de mano de obra sigue siendo limitada tras la importante contracción registrada en algunas economías avanzadas, como Estados Unidos y el Reino Unido. La escasez de trabajadores, principalmente en sectores de contacto intensivo mismos que se vieron afectados por los cierres para evitar contagios, impulsaron al alza los salarios, y con esto, los costos de las empresas. Cabe señalar que la inflación ha sido tal que ha erosionado las mejoras salariales que se hubieran podido tener por este impacto.

Ante estas presiones inflacionarias globales, la reacción de los gobiernos buscando contenerlas no se ha hecho esperar, en particular por parte de sus autoridades monetarias.

El incremento en las tasas de interés ha representado el mecanismo de oferta monetaria que permite el control de la inflación cuando esta es asociada a un gasto acelerado o un crecimiento excesivo en la demanda agregada. Sin embargo, como hemos visto en los puntos anteriores, la inflación mundial observada tiene también un componente importante de oferta, por lo que este mecanismo de acción podría resultar insuficiente para contenerle.

Ante la previsión de especialistas e instituciones diversas de que esta inflación global se mantendrá por más tiempo, también nosotros hemos de esperar que los bancos centrales, en nuestro caso particular Banco de México, sigan aplicando incrementos secuenciales en las tasas de interés encareciendo la liquidez del sistema económico, y aumentando para nosotros el costo del crédito al que tenemos acceso.

Inflación creciente, ingresos mermados y crédito caro son sin duda golpes muy fuertes al presupuesto y bienestar de millones de mexicanos. Ante estos nuevos retos las recomendaciones son las de siempre: priorizar, planear, persistir y, sobre todo, prudencia en el uso de esa poderosa herramienta económica y financiera, el crédito.

Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Autor de diversos libros y artículos académicos. Ha recibido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo académico y de investigación. Actualmente es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía UANL. Web: www.jorgeomoreno.org.

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