Monterrey

José de Jesús García: Estrés y Burnout

El estrés es una respuesta de nuestro organismo que se fundamenta en la vocación de supervivencia de nuestro cerebro

En una de mis sesiones de consultoría para el cumplimiento de la NOM 035, les comentaba a los directivos de la empresa que teníamos que medir y prevenir los riesgos psicosociales para tratar de generar un ambiente laboral favorable. Les hablé del estrés y de la relación trabajo-familia, entre otros temas. El gerente de ventas de la compañía me interrumpió y me dijo: “¿Cómo me pides que mi gente no se estrese? El estrés es parte de la cultura de nuestra vida diaria y si la gente no siente estrés no rinde resultados. Si me vienen a revisar, de seguro me van a reprobar porque mi gente va a estar con estrés, especialmente a fin de mes”.

De seguro, muchos de quienes me leen se sentirán identificados. Las ventas en general son así: estresantes a fin de mes. Hay que cumplir con la meta. Si la cumples, eres el héroe del momento, un momento que dura apenas unas horas o un par de días. Si no la cumples, eres el villano durante todo el mes.

¿Es el estrés algo bueno para el éxito de la organización? En general, el estrés es una respuesta de nuestro organismo que se fundamenta en la vocación de supervivencia de nuestro cerebro. Ante una situación de emergencia, nuestro cerebro manda la señal a todos las partes de nuestro cuerpo que se requiere que estén alertas para enfrentar la situación. Así, si nos enfrentamos a un peligro como el ataque inminente de un animal peligroso, el cerebro mandará la señal para que nuestras piernas puedan correr de forma extraordinaria o bien, nos dará fuerza para enfrentar ese animal. Mecanismo de pelea o corre (fight or flight), le llaman.

En el caso de las organizaciones, el caso es similar: ante una emergencia en la empresa, nuestro organismo nos da fuerzas que van más allá de lo rutinario para hacer frente al reto que se nos presenta. Si hay un accidente, los equipos de emergencia harán un esfuerzo especial para sacar a la empresa de esta situación, del mismo modo que lo hará el equipo de finanzas si es que hay que presentar una propuesta importante para el día siguiente. Cuando se dan estas situaciones, se les hace frente y no hay problema. ¿Cuál es el problema con el estrés, entonces?

Casi como en todos los aspectos de la vida, el estrés es bueno con medida, no con exceso. Si nos estresamos ocasionalmente para hacer frente a situaciones emergentes, el estrés se vuelve un aliado. El problema se presenta cuando el estrés se vuelve crónico, continuo y no parce que se terminará pronto. Tal Ben Shahar lo plasma de una manera muy sencilla usando la analogía del ejercicio. Cuando ejercitamos nuestros músculos, los sometemos a un estrés para que éstos se vuelvan más fuertes, pero después de un tiempo, nuestros músculos requieren de un descanso para recuperarse de ese estrés. Si hacemos ejercicio de manera continua sin descanso, terminaremos por dañar nuestros músculos y sufriremos de lesiones. Lo mismo sucede con nuestra capacidad de respuesta en el trabajo: si no descansamos, terminaremos por lesionar nuestra capacidad, nuestro ánimo y nuestras ganas de trabajar.

Eventualmente, un exceso de estrés, aunado a otras condiciones, nos llevará al agotamiento laboral o burnout. Si bien el concepto del burnout ha estado con nosotros desde hace casi medio siglo, fue hasta el año de 2019 cuando la OMS reconoció este padecimiento y lo incluyó en su Clasificación Internacional de Enfermedades. El burnout es “un síndrome conceptualizado como un resultado de un estrés crónico en el lugar de trabajo que no ha sido manejado de manera exitosa”. Algunos de los síntomas del burnout que nos pueden ayudar a identificarlo son: sentimientos de agotamiento de la energía para trabajar, distanciamiento mental del trabajo y reducción de la eficacia profesional.

Si bien el estrés puede manejarse en cierto grado, una vez que se llega al burnout, la situación se vuelve muy complicada. Un colaborador que sufre de burnout no puede curarse con unas vacaciones, con una salida al bar o al restaurante o con un horario reducido de trabajo. El burnout genera desilusión, impotencia y falta de energía y de ilusión en la vida. La motivación y el interés se acaba y se vuelve muy complicado cumplir con las mínimas tareas de la organización.

¿Cuáles son los factores adicionales, además del estrés crónico, que pueden llevar a un trabajador a sentirse agotado laboralmente? Ciertamente, una carga de trabajo exagerada será una causa importante. A esto hay que agregar que con frecuencia, los colaboradores con burnout se sienten tratados injustamente, que no existe una buena comunicación con sus superiores, que no se sienten apoyados y/o que tienen una presión irracional en su trabajo.

Afortunadamente, este padecimiento es cada vez más tomado en cuenta por los líderes de las empresas y también los estudios nos dan salidas para prevenir y tratar, tanto el estrés como el burnout. Organizaciones como Gallup han llevado a cabo una gran cantidad de estudios y ofrecen alternativas reales de solución.

¿Y qué paso con nuestro gerente de ventas preocupado porque lo iban a reprobar en niveles de estrés de sus colaboradores? Al final tuvimos una buena charla que creo que le convenció. Le expliqué que la NOM 035 no te castigará si tu personal tiene estrés. Eso es una condición natural en los centros de trabajo. Lo que si penaliza la norma es la falta de atención a estos padecimientos. La recomendación es medir, explorar y tomar acciones para su tratamiento. Puede ser que la solución esté más al alcance de lo que pensamos.

Al final, un poco de estrés no es malo, pero mucho estrés nos generará mucha infelicidad. Y todos bien sabemos que un empleado infeliz será siempre una limitante seria para el buen funcionamiento del negocio.

El autor es consultor y conferencista en los temas de felicidad, bienestar y calidad de vida

Su correo electrónico es: pepechuy13@gmail.com

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