Monterrey

Jorge O. Moreno: Inflación y combate al hambre en Nuevo León - control vs. coordinación

¿Puede la solución al problema de inflación verse como uno de coordinación?

Los dos grandes temas de la semana que cerramos el día de hoy son sin duda un contraste de visiones sobre el quehacer de la política pública. Ambos temas tratan dos problemas económicos prioritarios en la agenda del desarrollo de cualquier sociedad: el control de la inflación y el combate a la pobreza alimentaria.

Por una parte, el gobierno federal anunció el “Paquete contra la Inflación y la Carestía,” llamado PACIC, como parte de su estrategia para combatir la inflación. Éste consiste en un conjunto de medidas que incluye una política de precios de garantía en cuatro bienes de consumo (maíz, frijol, arroz y leche), un instrumento de política que nos remite a los años 70, y que fácilmente puede desvirtuarse a un control de precios centralizado con todos los problemas económicos y sociales que conlleva. Por otra, tenemos la estrategia estatal Hambre 0 (Hambre Cero), en donde se destaca la colaboración y participación de la sociedad civil organizada, el sector privado, la academia, y el gobierno del estado de Nuevo León, todos trabajando con la finalidad de erradicar la pobreza alimentaria en el estado en los próximos 6 años.

Dos formas de gobernar ante los grandes temas de pobreza: por una parte ejerciendo control en los precios y medios de producción desde la Secretaría de Hacienda en combinación con otras políticas enfocadas a centralizar decisiones; por otra, coordinando esfuerzos para aprovechar el desperdicio de alimentos y hacer llegar alimentos sanos de manera efectiva y eficiente a los casi 460,000 nuevoleoneses que actualmente se encuentran en pobreza extrema, y no alcanzan con su ingreso a comprar al menos la canasta básica de consumo propuesta por CONEVAL.

Claramente la naturaleza de los dos problemas es distinta, pero el enfoque económico de política pública basado en control comparado con uno fundamentado en la coordinación resulta interesante de contrastar.

Por una parte, la inflación en los alimentos, la presión en los costos de producción y la incertidumbre mundial ante el conflicto Rusia-Ucrania son problemas globales que han contribuido a la inflación nacional. Esto ha ocasionado que sea insuficiente la política monetaria implementada por Banco de México para controlar la espiral inflacionaria. Por otra, el hambre en pobreza extrema se debe a condiciones complejas, multidimensionales, y cuya solución requiere una estrategia que, para empezar, integre a las personas en situación de vulnerabilidad a la sociedad. Esta integración permite a través del derecho más básico (al alimento, y por tanto a la vida), ser productivo en otras áreas de la vida, acumulando poco a poco el capital humano para ser autosuficiente y salir permanentemente de esta situación vulnerable.

¿Puede la solución al problema de inflación verse como uno de coordinación? Problemente. Imaginemos por un momento que para hacer frente a la inflación (fuertemente inducida por costos) que observamos, el gobierno federal implementara un programa de condonación de impuestos a las pequeñas y medianas empresas. Esto les permitiría liberar y adaptar sus recursos productivos, invertir, crear empleos, reducir sus costos, y por tanto reducir los precios de manera natural usando elmecanismo de mercado. Claro, un programa de esta naturaleza, es decir de uso de política fiscal para reducir la inflación, requiere también de reducir gastos no necesarios en el gobierno, si es que no se quiere emitir deuda, permitiendo que sea de “balance equilibrado”. Esto dificilmente pasará, como lo ha demostrado el talante de política económica de la actual administración.

¿Puede el hambre y la pobreza extrema verse como un problema de coordinación? Probablemente. En este caso, la estrategia Hambre 0 busca erradicar la pobreza alimentaria en el largo plazo, enarbolandose Nuevo León como el primer estado (comunidad) en América Latina que logra tal cometido. La única manera de conseguir la reducción de hambre es aprender y aprovechar de aquellos programas sociales que funcionaron: los que reconocían la acumulación de capital humano y riqueza financiera como un problema de recursos e incentivos. Programas que a través de la coordinación de esfuerzos desde el gobierno, de manera armoniosa y respetuosa a los incentivos privados, permitían la solución correspondiente a la pobreza.

El combate a la inflación en México requiere claramente muchas más herramientas que la tradicional política monetaria y la credibilidad intachable de autonomía por parte de Banco de México. De hecho, el Premio Nobel en Economía Thomas Sargent reconoce que “la inflación persistentemente alta es siempre y en todo lugar un fenómeno fiscal”. Sin embargo, la voluntad para usar los mecanismos descentralizados de decisiones no es algo que se le dé a la actual administración. Por otra parte, el combate a la pobreza alimentaria requiere mucho más que brindar comida diaria a quienes no la tienen, pero un buen primer paso es abrir los ojos y reconocer que no obstante lo desarrollado que es Nuevo León, este problema aún persiste, y la solución involucra a todos como sociedad.

El autor es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Autor de diversos libros y artículos académicos. Ha recibido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo académico y de investigación. Actualmente es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía UANL.Web: www.jorgeomoreno.org.

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