Una cosa es hacerse rico y otra mantenerse así. Y es algo completamente distinto salvaguardar el dinero de la familia por más de cinco siglos. Fundada en 1521 por Jakob Fugger –también conocido como Jakob el Rico- La Fundación alemana Fugger ha sobrevivido a la peste, el hambre, dos guerras mundiales, el internet y el euro.
Hoy, ocho obras de caridad de la organización todavía reparten dádivas y mantienen iglesias, mientras que innumerables familias rivales, países e imperios enteros han caído.
Entrevistada mientras se recuperaba de un accidente de equitación en Schloss Oberkirchberg, un castillo comprado por Jakob, la condesa María Elisabeth Thun-Fugger, de 66 años, presidente y portavoz de facto de la fundación, comparte algunas lecciones acerca de la longevidad:
1. Comienza con una riqueza inimaginable
Jakob dotó a la fundación de una participación en su negocio. ¿Qué tan rico era? "The Richest Man Who Ever Lived" ("El hombre más rico de la historia"), una biografía escrita por Greg Steinmetz, describe a un prestamista y emprendedor que se impuso a soberanos, Papas y otros personajes de menor rango, amasando una fortuna que entonces representaba el 2 por ciento del PIB europeo.
"La cosa más brillante que jamás hicimos", Thun-Fugger dice, "era convertir nuestro efectivo en propiedades". Eso parecía especialmente inteligente durante la hiperinflación de la República de Weimar, cuando un dólar podría comprar cerca de 4 billones de marcos. Gracias a sus tierras, la fundación prosperó.
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3. Cabildear con Dios
La "joya de la corona" de la fundación es el Fuggerei, una comunidad planificada para los más necesitados en el centro de Augsburgo, la cual todavía tiene más de 150 residentes. Los inquilinos originales eran obligados a pagar un diezmo de un florín al año por semana de pago y orar por los benefactores Fugger. El costo se ha reducido a un euro (1.12 dólares), pero el requisito de la oración, confirma la condesa, "no ha cambiado".
4. Mantén la honestidad en la familia
Las tres ramas del clan tienen representación en el consejo. "Si una persona tiene una idea loca, entonces los otros dos pueden corregirla", dice Thun-Fugger.
5. Conseva la alegría durante las guerras
El Fuggerei se quemó durante el siglo 1600, en la Guerra de los Treinta Años; tres siglos más tarde, los bombarderos aliados nivelaron la mitad de los hogares. En ambas ocasiones, la fundación se derrumbó. "La Segunda Guerra mundial aún no había terminado," dijo Thun-Fugger, y los mayores de la familia "estaban en su bunker y decidieron reconstruir. Dijeron: 'Todo el país está en ruinas, sin embargo, todavía vamos a ir por ello'".
6. Resiste adquisiciones hostiles
Una dinastía moderna podría tener que lidiar con Carl Icahn. Los Fugger se han defendido de Napoleón y Hitler. Cuando cada dictador controló Alemania, querían absorber la propiedad de la familia en las arcas estatales. Dice Thun-Fugger: "Creo que tuvimos la suerte de lograrlo a pesar de todo eso".
7. No haga caso de las modas
"Le pregunté a nuestro archivista si alguna vez hubo un gran escándalo, y dijo que no", contó Thun-Fugger, "aunque algunas veces todo lo que estaba de moda lo fue. Por ejemplo, en un momento, todo el mundo con nuestro tipo de propiedad tenía una fábrica de cerveza".
Los Fugger, quienes alguna vez negociaron la venta de indulgencias para El Vaticano, resultaron ser pobres vendedores de cerveza. "Tuvieron que cerrar", señaló la condesa.
Pero nunca hubo una situación en la que existiera una mala gestión y hayamos perdido la mitad de nuestros activos