NUEVA YORK.- La onza de oro logró revertir las pérdidas de la sesión previa, impulsada por el retroceso del dólar ayudó a atraer nuevamente a compradores aunque las fluctuaciones fueron escasas antes de una reunión de política monetaria que sostendrá la Reserva Federal de Estados Unidos esta semana.
Después de las pérdidas del 1.3 por ciento que anotó el metal en la sesión previa, el precio del oro al contado se negoció en mil 237.11 dólares la onza, un alza de 0.4 por ciento respecto al viernes, mientras que el oro para junio en Estados Unidos cerró con una ganancia de 0.8 por ciento, a mil 240.20 dólares.
Los precios han sumado casi un 17 por ciento en lo que va de este año, ante menores expectativas de que la Fed eleve las tasas de interés, la debilidad del dólar y el renovado interés de inversores en las materias primas.
Entre otros metales preciosos, la plata, que tocó máximos de 11 meses tras escalar 4.5 por ciento la semana pasada, subió 0.1 por ciento, a 16.95 dólares.
El platino ganó 0.6 por ciento, a mil 012.12 dólares y el paladio avanzó 0.1 por ciento, a 600.95 dólares la onza.
Aunque analistas descartan que la Fed no subirá sus tasas de interés en el encuentro de esta semana, los mercados están observando de cerca la posición del banco central estadounidense sobre la economía global y sus perspectivas para la política monetaria.
El oro es altamente sensible a las alzas de tasas, que elevan el costo de oportunidad de mantener activos que no devengan intereses como el lingote, mientras que apuntalan al dólar, la moneda en que cotiza el metal.
Las acciones globales, el dólar y el petróleo retrocedieron ya que una inesperada caída en las ventas de casas nuevas en Estados Unidos se sumó a la incertidumbre de los inversores sobre el panorama económico del país antes de las reuniones de la Fed y del banco central de Japón.
Economistas prevén que la Fed eleve las tasas de interés en junio, y prosiga con otra alza a fin de año. Pero los futuros de las tasas de interés muestran una menor convicción, resaltando la amplia brecha entre los mercados y las autoridades sobre el futuro de los tipos de interés.
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