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Él es Antonio y un día jugó a ser el más rico del mundo... de manera legal

Antonio Lee tiene 32 años y es un pintor. Hace unas semanas le avisó a la Comisión de Bolsa y Valores que Google compró su empresa por, nada más, y nada menos, que 3.6 billones de dólares

Pocas horas después del cierre del mercado de Nueva York el 1 de febrero, un oscuro artista de Chicago llamado Antonio Lee le dijo al mundo que se había convertido en el hombre más rico del planeta.

El pintor de 32 años dijo que la empresa matriz de Google, Alphabet, había comprado su compañía de arte a cambio de acciones que lo hicieron más rico que la suma del cofundador de Microsoft, Bill Gates; Warren Buffett, de Berkshire Hathaway; y Jeff Bezos, de Amazon.

Por supuesto, nada de eso era cierto. Sin embargo, ese día Lee logró publicar su informe falso en el lugar más autorizado de los Estados Unidos: la base de datos Edgar de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC por la sigla en inglés), la base de centenares de miles de millones de dólares en transacciones financieras diarias.

Durante más de tres décadas, la SEC ha aceptado la presentación online de documentación sobre regulaciones sin hacer preguntas.

Se presentan hasta 800 mil formularios por año, o alrededor de 3 mil por día hábil. Pero en una vulnerabilidad poco conocida en el corazón del capitalismo estadounidense, el gobierno no los examina y rara vez elimina aquellos que se sabe son falsedades.

"La SEC no puede detenerlos", dijo Lawrence West, un exdirector asociado de la SEC. "Sólo pueden castigar a quien hizo la presentación más adelante y retirar el informe del sistema. Por lo tanto, el lector debe tener cuidado".

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SISTEMA DE HONOR

El Congreso ya ha dado la voz de alarma. Por su parte, la SEC, que rehusó hacer declaraciones, ha dicho que los que hacen las presentaciones son responsables de su veracidad y que sólo unos pocos han sido reportadas como falsas. La presentación de información falsa expone al culpable a las acusaciones de estafa civil de la SEC y hasta al procesamiento penal federal.

Por ahora, hasta las afirmaciones más delirantes se toman al pie de la letra. Lee dijo que sus acciones de Alphabet valían 3.6 billones de dólares, casi dos tercios del valor de las 30 acciones del Promedio Industrial Dow Jones.

En una entrevista, Lee dijo que se había ganado la vida como peluquero y agente de alquiler antes de dedicarse al arte.

La compañía que afirma haber vendido a Alphabet tiene el nombre inverosímil de YNoFace Holdings.

Es un guiño a la especialidad de Lee: pinturas en acrílico en las que el sujeto no tiene rostro. En su sitio web, la empresa tiene un símbolo llamativo: un hombre de corbata roja, con la mejilla apoyada en una mano y la cara en blanco con la excepción de un signo de interrogación rojo.

"Siempre quise ser rico para poder tener más tiempo libre para dedicarle a mi familia", dijo Lee, que está divorciado y tiene tres hijos.

Durante una conversación de dos horas en una exposición de arte de Chicago, Lee no dio ningún indicio de que sus declaraciones fueran falsas o constituyeran una broma.

No hay pruebas de que se haya beneficiado de la presentación ni de que haya intentado engañar a inversores.

Pero otros casos han tenido costos reales.

El 14 de mayo de 2015, Nedko Nedev, ciudadano estadounidense y búlgaro, presentó un formulario de la SEC indicando que estaba haciendo una oferta por Avon Products, la empresa de cosméticos.

Las acciones de Avon subieron 20 por ciento antes de que la negociación se detuviera y la compañía desmintiera la noticia. (Un gran jurado federal acusó posteriormente a Nedev de manipulación del mercado y otros cargos).

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